Palacios y monasterios reales en »La cocinera de Castamar»

Si eres fans de las series de época, sobre todo cuando retratan las diferencias de clases sociales y esos amores prohibidos que traen consigo una serie de vicisitudes, es muy probable que esta serie se encuentre en tu lista o que la hayas visto completa, apenas leer la sinopsis. La cocinera de Castamar es un drama histórico producido por Netflix en España y que forma parte desde hace unos días del catálogo de la plataforma.

Este romance, entre un duque viudo y una prodigiosa cocinera, muestra lo difícil que es una relación amorosa entre personas de diferentes clases sociales en la Europa del siglo XVIII. Pero no es el romance en sí lo que ha captado nuestra atención, sino más bien, el contexto geográfico que se muestra en La cocinera de Castamar.

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La trama ha sido descrita como adictiva y el vestuario elogiado por lo fiel que se muestra a la época que retrata, pero una observación en común y que los televidentes han celebrado, son las locaciones y es que, estos son lugares que pueden ser visitados, pues se trata de palacios y monasterios ubicados en Madrid, Segovia y Cuenca.

Esta es precisamente la magia que tienen las series de época y es que nos trasladan a lugares increíbles, que bien pudieran ser parte de un cuento de hadas. Basada en la novela de Fernando J. Múñez, la serie se ambienta en 1720, tras la Guerra de Sucesión.

La fachada del escenario principal de ‘La cocinera de Castamar’ corresponde al Palacio del Infante Don Luis, en Boadilla del Monte (Madrid), mientras que los planos aéreos son del Palacio Real de Riofrío (Segovia), que es una de las residencias actuales de la familia real. Ambos datan más o menos de la misma época, de mediados del siglo XVIII. También se pueden observar en la serie algunos planos de La Granjilla de La Fresneda, situada en El Escorial (Madrid), y La Casa-fuerte de El Campillo, donde se encuentra la Iglesia en la ficción.

Las estancias interiores de la residencia del rey Felipe V, interpretado por Joan Carreras, corresponden al palacio de Fernán Núñez (Madrid), mientras que los exteriores pueden encontrarse, también en la capital, en la Quinta del Duque del Arco.