Fotos Cortesía del entrevistado
Existen seres humanos que en el transcurrir de su vida no solo se han preocupado por ser hombres de éxito, sino también hombres con valores. Así lo afirmó el prestigioso físico alemán Albert Einstein. Una expresión que se cumple a cabalidad en el protagonista de estas páginas, el empresario de la industria textil y presidente de Synergies Corp., Carlos Manuel Álvarez, quien ha forjado con valores imperecederos una empresa líder en la industria de Contact Centers, en la ciudad de Santiago.
En la complicidad de una tarde, el empresario nos adentra en su historia, situándonos en los días de su juventud, etapa en la que se insertó en el mundo de los negocios de la mano de su padre, el reconocido abogado y empresario Federico C. Álvarez, quien le inculcó el valor del trabajo, su gran visión y capacidad de diversificación en los negocios.
Su alto sentido de solidaridad se evidencia al comentarnos sobre los diversos programas de Responsabilidad Social que desarrolla Synergies Cares Foundation, ocupando el primer lugar Ciudad Santa María, el cual ha asumido como un ministerio junto a su esposa Soraya Checo. Un complejo educativo comunitario que impacta a 1,700 niños y sus familias, a través de la educación en valores, en un rango de edad desde los 90 días de nacidos hasta que se gradúan de bachiller. El proyecto, enclavado en uno de los barrios más pobres de Santiago, La Otra Banda, tiene como finalidad ser un modelo de lo que deben ser las escuelas públicas en la República Dominicana.
Aunque las actividades empresariales son muy demandantes, el economista y destacado empresario ha sabido conjugar el éxito empresarial con la paternidad, rol que le ha generado gran satisfacción, considerándose un padre amoroso que ha transmitido a sus vástagos el valor de la honestidad y la integridad, inculcados por su padre y abuelo. Al referirse a sus hijos, expresa con emotividad: “Dejo como legado a la sociedad mis cuatro hijos. Gracias a Dios, han sido muchachos que no han estado en ningún tipo de problemas, o sea, son buenos, se quieren, se tienen mucha confianza. Me da alegría ver cómo se han venido desarrollando, ya todos casados y con hijos, formando su propio camino y desarrollo en la vida”.
Enternece verle hablar de sus nueve nietos, asegura que lo que más disfruta de su faceta como abuelo es consentirlos. “Ahora con los nietos es muy fácil, uno los complace en todo y después los despacha para su casa; sus padres que resuelvan”, afirma con jocosidad.
