Galardonada por «la valentía y la agudeza clínica con la que descubre las raíces, las distancias y las limitaciones colectivas de la memoria personal» por los Premios Nobel de la Literatura en el 2022, Annie Ernaux basa sus obras en experiencias autobiográficas y fusiona la ficción, la sociología y la historia para narrar historias de su familia o sucesos personales como su aborto o su cáncer de mama.

El escenario de sus primeros años de vida fue un tanto «pobre pero ambicioso», señaló Carl-Henrik Heldin, presidente del comité del Nobel. Sus padres tenían una cafetería y una tienda de comestibles, y cuando se encontró con chicas de clase media, experimentó «la vergüenza de sus padres y su entorno de clase trabajadora por primera vez», y son estas experiencias las que utiliza para redactar las historias de sus novelas.


Ernaux estudió literatura, trabajó como niñera en Londres, estaba casada, tenía dos hijos y enseñaba en una escuela secundaria francesa cuando se publicó su primer libro en 1974. Esta escritora francesa se convirtió así en la decimoséptima mujer que gana el premio, ampliamente considerado el galardón más prestigioso de la literatura mundial, desde que se creó en 1901.

A su juicio, el Premio Nobel es una «victoria colectiva que comparte con aquellos que “desean más libertad, igualdad y dignidad para todos los seres humanos, (independientemente de su sexo y su género, de su piel y su cultura». «Con quienes piensan en las generaciones venideras, en la salvaguarda de una Tierra que la codicia de unos pocos (sigue haciendo cada vez menos habitable para el conjunto de los pueblos», ha reivindicado.

Al respecto, la autora ha querido cerrar su argumentario recordando una promesa que hizo a los 20 años de «vengar» su raza, aunque incide en que ‘no sabría decir» si la ha cumplido porque de ella son sus antepasados, «hombres y mujeres esforzados en tareas que les hicieron morir pronto» por lo que recibió la fuerza y la ‘rabia» para tener el deseo de hacerle un sitio a la literatura.
«Para inscribir mi voz de mujer y tránsfuga social en lo que representa siempre como un lugar de emancipación, la literatura», ha zanjado.
