Fotos: Roger Ressemeyer/ Corbis y Fuente externa
Se respiran aires de turbulencias en la escena pública internacional, al enterarnos de que Bill y Melinda Gates, una de las parejas más sólidas ha anunciado en conjunto su divorcio, aunque dejando claro que por el bien emocional de sus hijos y por el gran amor que se profesaron el uno al otro, dejarán a un lado sus diferencias maritales y continuarán trabajando juntos como lo han hecho desde hace años.
Ahora bien, nos preguntamos, ¿qué llevó a este matrimonio a la ruptura?, se dice que podría haber una tercera persona en esta decisión, aunque no se ha esclarecido del todo, lo cierto es que una razón muy poderosa los llevó a querer separar sus vidas, después de 27 años de casados y tres hijos en común.
La gran fortuna de 108,000 millones de euros es uno de los factores que los motiva a seguir como equipo frente a los compromisos laborales para financiar su vasta obra filantrópica.
La gran sorpresa ha sido a quien han traído a colación el final de la aún pareja, y es a una exnovia del magnate de la informática (que salieron entre 1984 a 1987). Se trata de Ann Wimblad, una millonaria que invirtió en Microsoft en los primeros días y con la que se iba de vacaciones una vez al año, incluso, estando casado con Melinda. ¡Algo no nos cuadra, pero bueno!
Según fuentes, esta fue la primera relación «seria» que tuvo Bill, ya que durante los siguientes 20 años continuaron siendo “excelentes amigos”, hasta el punto de que Gates pidió su consentimiento a Winblad para casarse con Melinda (seis años después de aquella separación) y, antes de la boda, acordó con su mujer que al menos una vez al año él y Ann se irían de vacaciones juntos.
Ella dio el visto bueno sin dudarlo a aquel matrimonio, por lo que conoció a Melinda, y escuchó lo que Bill tenía que contarle acerca de ella, así que defendió con vehemencia que su «profundidad mental» era ideal para Bill.
Pero, ¿quién es Ann Wimblad?
Es una empresaria estadounidense, socia fundadora de Hummer Winblad Venture Partners. Tiene 70 años de edad (cinco años mayor que Bill). Entre los años 70 y primeros 80 se forjó una merecida fama como una de las arquitectas de Silicon Valley: sus inversiones a tiempo, incluyendo las que se contaba Microsoft, dieron estructura al epicentro tecnológico del mundo occidental.
Mayormente, era él que visitaba la casa de ella en vacaciones, ubicada en Outer Banks, en la costa atlántica de Carolina del Norte. Esto se convirtió en una tradición anual que inició cuando eran más o menos novios –en ese lapso de tres años lo fueron a distancia– y en el que ambos descubrían que impulsaban las partes favoritas de sus cuerpos: sus cerebros.
En las palabras de Anne, así definía uno de los defectos de Gates, durante una entrevista en 2008: «Bill es una persona genial, pero hay un problema: cuando estás al frente de una gran multinacional o de la Fundación Bill y Melinda Gates, tienes que presentarte de una forma ante los ejecutivos, los inversores, los trabajadores, los clientes. No puedes ser un tío bromista y tontorrón, porque pareces poco profesional. Y eso es algo que a Bill, que es una persona divertidísima siempre le ha pasado factura».