Agatha Ruiz de la Prada ha cerrado la primera jornada de la pasarela madrileña con un desfile vital, lleno de color y fantasía como «resistencia a los tiempos que estamos viviendo», con una colección de telas «fabulosas», turbantes de inspiración africana y apliques de vidrio reciclado.
En esta colección como sello distintivo de Agatha Ruiz se mezclan los colores vivos; estampados de margaritas, nubes y corazones, y formas holgadas. Aunque cabe resaltar que esta colección tiene esta vez un aire africano. Las modelos llevaban turbantes en la cabeza. El arcoíris, las nubes, estrellas y corazones aparecían como si fueran abalorios gigantes, que en ocasiones recordaban a collares masáis. Y las pulseras y brazaletes, que se sucedían en la mayoría de looks, también hacían alusión al citado continente.
Algo que ha llamado la atención la variedad de prendas que se han exhibido: desde caftanes hasta trajes de chaqueta con minifalda, bermudas y faldas midi con aberturas laterales. La serie final de noche es otro punto destacable, ya que esta vez, los vestidos de lentejuelas y volantes de gasa estaban teñidos en una paleta de tonos mucho más suave de lo habitual.
La diseñadora Ágatha Ruiz de la Prada y su pareja, el empresario Luis Gasset se mostraron muy sonrientes y enamorados, Gasset y Ruiz de la Prada iniciaron su relación hace solo unos meses meses. Se conocieron por una amiga común, y la presencia del empresario experto en lujo, ayudó a la diseñadora a superar el último desamor, tras la infidelidad de su anterior pareja. Gasset padeció el coronavirus durante la primavera, aunque lo superó sin secuelas aparentes, y este verano la pareja se ha ido de vacaciones a Mallorca, donde han exhibido la misma felicidad que ha llegado hasta el front row de la semana de la moda madrileña.