Desde los elegantes trajes de Jay Gatsby en «El Gran Gatsby» hasta los atrevidos conjuntos de Cruella de Vil en «Cruella,» la sabia elección del vestuario ha sido una fuerza poderosa y evocadora en el mundo del cine y la televisión. A través de las décadas, esta relación simbiótica ha producido momentos inolvidables y personajes icónicos, elevando la moda a un papel protagónico en la narración visual.
En la pantalla, esta herramienta se convierte en una extensión de los personajes. Cada elección de vestuario comunica rasgos de personalidad, estado emocional y evolución de la figura a lo largo de la trama. Un ejemplo clave, en «El diablo viste a la moda,» los elegantes y a menudo imponentes atuendos usados por Miranda Priestly simbolizan su autoridad, mientras que el personaje de Anne Hathaway, Andy Sachs, experimenta una transformación en su estilo a medida que se adentra en el mundo de la moda. La película plantea preguntas sobre la identidad y la conformidad en un mundo obsesionado con la imagen, y cómo las confecciones y diseños textiles pueden ser una forma de expresión personal o una armadura para enfrentar el mundo.
Una manera crucial de utilizar la moda es establecer la época en la que se desarrolla una historia. Los diseñadores de vestuario trabajan meticulosamente para capturar la estética de una década en particular. En la adaptación cinematográfica de la novela clásica de F. Scott Fitzgerald, «El Gran Gatsby, transporta al espectador a la década de 1920. Los deslumbrantes vestuarios diseñados por Catherine Martin capturan la extravagancia de la era del jazz, con vestidos de lentejuelas, sombreros cloche y trajes de esmoquin meticulosamente confeccionados. Los personajes de Daisy Buchanan y Jay Gatsby encarnan el estilo y la opulencia de la época, mientras que el vestuario se convierte en una ventana al mundo de excesos y desilusiones de la historia.
Asimismo, en «Cruella» se muestra cómo la moda puede ser una forma de expresión personal y una herramienta para desafiar las expectativas sociales. En el caso de las series de televisión también han abrazado esta idea como una forma de contar historias. Desde el guardarropa ecléctico de «Friends» que reflejaba las vidas de los personajes en los años 90, hasta los trajes futuristas de «Black Mirror» que exploran posibles futuros, el guardarropa de cada personaje se convierte en una parte integral de la narrativa televisiva.
La moda en el cine y la televisión no es solo una cuestión estilística, sino una herramienta narrativa poderosa. A través de elecciones cuidadosas de vestuario, se pueden transmitir emociones, contextos históricos y detalles de personajes que enriquecen la experiencia del espectador. Esta poderosa herramienta se convierte en una expresión artística que va más allá de la tela y se transforma en un lenguaje visual que contribuye al impacto y la inmersión en el mundo del cine y la televisión.