En esta edición, cuando hablamos de dominicanidad y de aquellas figuras que encarnan y dan vida a este término, cuando celebramos todo aquello que da vida a nuestra cultura y nos hace tan diversos, pero tan igualmente alegres, vibrantes, enérgicos y tan peculiares, no podemos dejar de hablar de quienes han trazado, con pincel en lienzo, con matices de colores, lo que significa el ser dominicano.
Jorge Pineda, maestro de la pintura, talentoso artista plástico tan nuestro como la pelota, como el mangú con los tres golpes, como el dominó. Es uno de esos artistas que dejan un legado invaluable en las artes nacionales, uno que trasciende, que eleva el talento dominicano a nuevas dimensiones.
Es Pineda la figura de las artes más representativas de la alegría del dominicano, y su arte así lo demuestra. Sus creaciones abarcan una gran diversidad de obras que hablan de la vida, de la infancia, la adolescencia, la edad adulta y lo que significa ser dominicano. En ella encontramos parte de nuestra cultura mezclada con sus vivencias dentro y fuera del país.
Jorge hoy no está con nosotros. Luego de más de cuatro décadas dedicado a la pintura, nos dejó en 2023. Pero sus creaciones, testimonio vivo de su existencia, de cómo experimentó la vida, y de la dominicanidad, es la herencia más grande que pudo haber dejado a la cultura dominicana.
Sus piezas recorren el mundo, son parte de la colección privada de amantes del arte, nacionales e internacionales, y dan forma a importantes exposiciones dentro y fuera del país. Tal es el caso de Happy, una exposición que habla de su arte y su alegría, de su admiración por la belleza de su país y de la forma en que experimentó la vida en el exterior. Happy fue la exposición principal de la Bienal de Artes Visuales del Museo de Arte Moderno de Santo Domingo y hoy se encuentra en Madrid, donde tanto dominicanos como españoles y amantes de las artes de todo el mundo pueden experimentar un acercamiento a ese universo intensamente colorido y rico en diversidad, creado por Jorge Pineda.
“Una mera existencia no es vida”, escribió María Amalia León, directora del Centro León, para el prólogo del libro Happy: Ensayos sobre la obra de Jorge Pineda, una exquisita obra literaria creada bajo el auspicio de la referida institución en colaboración con Excel Group y su presidente, Alberto Cruz, donde se recopilan algunas de las creaciones más importantes, y en su momento controversiales, del artista plástico dominicano.
Es una pieza que todo amante del arte debe conocer para explorar ese mundo en el que Pineda dejó dibujado, o construido en piezas escultóricas, la riqueza cultural de los dominicanos, de la dominicanidad. Porque Jorge sí que vivió, vivió como un dominicano que experimentaba la vida en la República
Dominicana como la experimenta el hombre de a pie, pero también la vivió de una manera diferente a la mayoría: vivió consciente de sus alrededores, de la belleza de Barahona (la tierra que le vio nacer), de de su gente y de su riqueza cultural.
