Gerardo Mosquera es una personalidad excepcional en el arte latinoamericano. Su trayectoria profesional deslumbraría a cualquiera. Lo podemos considerar como el curador, historiador, gestor, ideólogo, crítico, ensayista, escritor, en artes visuales y más, incomparablemente prolífico y brillante en América Latina… y tal vez hoy en el mundo. Si fuera un artista, le calificarían de genio… pero a los teóricos no se les suele atribuir esa supremacía, esa situación hegemónica e insuperable aunque la (sus)tengan… Celebran los últimos éxitos y esperan los próximos…
Que él haya nacido en La Habana y sea cubano no causa la menor sorpresa. En su lar natal, de la calidad formativa sobresaliente –escuela de arte y universidad–, a la contundencia de los movimientos artísticos y la creación individual , que tampoco olvidemos la riqueza museográfica, se suman componentes sin par en el Caribe. Entonces, tal preeminencia favorece las vocaciones, destinadas a sobresalir internacionalmente: es el caso de Gerardo Mosquera.
Un experto sin fronteras
Fue prácticamente el fundador de la Primera Bienal de La Habana, en 1984 –la tercera planetariamente después de Venecia y Sao Paulo– , y él le dio su carácter definitivo de multiplicación y movilidad en 1989. Ahora bien, las condiciones políticas no le permitían desarrollar su espacio ideológico, ni responder a una “hiperactividad” plural, cada vez más inmersa en la reflexión, la apertura y la reivindicación.
Sucedió una ruptura de ambas partes, aunque Gerardo Mosquera siempre se declara cubano y mantiene sus lazos de origen. Tal vez, estas desavenencias mutuas –de consecuencias drásticas para su situación dentro del país– , esta encerrona intolerable para una mente privilegiada e inquieta, fueron de inmenso beneficio para el arte del continente, para que se defina, para que se amplíe, para que evolucione, escapando del localismo encumbrado como identidad y/o de las pretensiones estrictamente narcisistas.
No se había iniciado la década postrimera del siglo XX cuando Gerardo Mosquera, ya conocido y reconocido, internacionalizó su carrera hacia el mundo. No cabe aquí pormenorizar un continuo despliegue de obras y posiciones, nombramientos y responsabilidades cumplidas –aparentemente sin descanso y hasta de manera simultánea–. Fueron… 70 países –según el propio Mosquera–, que solicitaron y recibieron sus aportes, de los Estados Unidos hasta China, Nueva York, Madrid, Ámsterdam, Beijing, siendo algunas de las ciudades privilegiadas por sus servicios. Además, muy pocos expertos han alcanzado, como él, medio siglo en faenas cimeras.
Evidentemente, él prestó una permanente atención al Caribe, y no creemos excedernos al afirmar que Gerardo Mosquera tiene un especial aprecio por la República Dominicana. Su presencia como jurado prestigió los concursos nacionales, trátese de la Bienal oficial o del Certamen Eduardo León Jimenes.
Ahora bien, si tengo un recuerdo personal –aunque generalmente no mezclo lo personal en mis textos–, fue cuando Gerardo Mosquera me dijo que yo era una “crítica militante”. No lo he olvidado.
Opiniones
Respecto al arte del Caribe, Gerardo Mosquera considera que, surgidas de las migraciones sucesivas, las raíces culturales y la estética caribeña son inseparables. Dentro de tres herencias, históricas y geográficas, precolombinas, africanas y europeas, él afirmó que África era la gran madre nutricia del arte caribeño.
Por otra parte, sostiene que, en el Caribe, “hay una presencia imbricada, trasladada al arte, del pensamiento mágico-mitológico y de la conciencia moderna, lo real no se separa de lo fabuloso, la familiaridad con el mito vivo no impide las búsquedas contemporáneas del arte. La dualidad es perfectamente compatible”.
Una convicción muy importante cuando a menudo se tendía a separar mitos, cultura popular y contemporaneidad, criterio borrado paulatinamente con la apertura y los cambios de la sociedad.
Gerardo Mosquera es el autor de un número incontable… de textos (artículos, ensayos, monografías, libros) que, prácticamente todos, han dejado una huella en el pensamiento actual. Su –tal vez– última gran publicación (abril 2021) es un volumen impresionante: Arte desde América Latina. Retoma y amplía un ensayo, analizado, discutido, asimilado, sobre el tema, (de)mostrando cómo el arte del continente ha evolucionado, de manera compleja, apropiándose de la cultura occidental, convirtiéndose el dominio en afirmación de sus propios patrones. Para Mosquera, se le debe calificar como arte desde América Latina, y no arte latinoamericano.
Miembro del Jurado del Concurso de Arte Eduardo León Jimenes, en 2021, Gerardo Mosquera expresa acerca de las obras y el arte dominicano:
“Una de las cosas que más me impactó al revisar los proyectos sometidos al Concurso, fue no solamente la heterogeneidad de temas y géneros, sino de poéticas y técnicas. Si la República Dominicana es un país con solo 10.6 millones de habitantes, es de pensar que su escena artística sea compacta. Aunque probablemente todos los participantes se conocen entre sí, sorprende esta diversidad, que habla de una escena abierta, bien informada, rica en la diversidad de sus derroteros”.
