Fotografía Mika Pasco
Stephanie Bauger es una apasionada bailarina que vive con fervor su vocación; que disfruta cada momento de trabajar junto a profesionales que comparten su misma pasión por la danza. En 2022 asume el reto de llevar la dirección del Ballet Nacional Dominicano, una nueva etapa de su carrera en las artes escénicas y una labor que ha tomado con el objetivo de continuar elevando el trabajo que viene realizando esta institución de las Bellas Artes dominicanas por más de 40 años.
Su historia no puede contarse sin hablar de danza, una forma de arte que la ha acompañado desde la niñez cuando, a sus cortos siete años de edad, comienza a formarse como bailarina. Desde entonces, ha crecido y se ha transformado; ha viajado y conocido teatros de alrededor del mundo; ha forjado relaciones de amistad con otras bailarinas a quienes hoy llama hermanas; y ha aprendido a conocerse a sí misma.
Comienza su formación como profesional en Santo Domingo, donde recibe la influencia de grandes exponentes del ballet cuando, con tan solo once años de edad, es invitada a bailar junto al Ballet Nacional Dominicano en diversos espectáculos, una experiencia que le llevó a compartir escenario con grandes figuras de la danza dominicana, “sentía que todas eran mis tías, y quería ser com todas ellas”, recuerda Bauger.
Su pasión le lleva a recorrer el mundo en la búsqueda por continuar desarrollando sus habilidades, llegando a participar en el New York International Ballet Competition, donde es contratada por el argentino Julio Bocca, bailarín, director y maestro de danza mundialmente reconocido, para bailar en Argentina. Una experiencia en la que encontró gran inspiración y que le motivó a perseguir una carrera donde pudiera vivir de la danza.
Luego de casi una década como bailarina profesional en el escenario internacional, regresa al país para trabajar junto al Ballet Nacional Dominicano como bailarina y maestra. Es en esta etapa cuando, junto a la Escuela Nacional de Danza, funda Endanza Juvenil, una compañía con la cual explora el mundo de la danza desde otra perspectiva, gestionando nuevas producciones y vestuarios, mientras que incursiona en el fortalecimiento de una cultura de crear coreografías.
Gana una beca para estudiar Coreografía en Jacksonville, Florida; por lo que viaja a continuar enriqueciendo su estilo con nuevas formas, nuevas técnicas, de la mano de grandes profesionales. Allí, aprende a ver la danza desde un enfoque más amplio.
“La danza me brinda felicidad, paz, ocupa todo mi cuerpo y mi ser. Creo que la danza entonces vendría siendo mi país, un país que comparto con otros artistas más”, narra sobre su vocación.
Hoy Stephanie se encuentra en la dirección del Ballet Nacional Dominicano, una de las principales compañías de danza del país, cuyo objetivo es promover la danza nacional y las manifestaciones artísticas de carácter formativo que buscan crear en el país un tipo de danza propia de la dominicanidad; una compañía que ha sido su casa y que le ha dado la plataforma para formarse como profesional y explotar en ella su pasión por la danza.
