“Aprender a atreverse”, una frase que define la carrera profesional de Emilie Metge Viargues, la mujer que ocupa la presidencia de una de las marcas de lujo de mayor trayectoria en Francia, Casa Christofle, una empresa fundada por Charles Christofle en 1830 y que, desde 1842, se ha dedicado a la producción de artículos de uso cotidiano desde un enfoque del lujo; desde joyas hasta cubertería; desde orfebrería hasta estatuas; objetos decorativos y vajillas; logrando posicionarse, hasta el día de hoy, como una de las empresas líder en el arte de trabajar la plata, cubriendo con su brillo los aspectos de la vida cotidiana y volviéndose sinónimo del buen vivir.
Una amante de la moda que inició su carrera en comunicación y relaciones públicas trabajando con marcas de tanta importancia y trayectoria como Prada y Chanel. Apasionada de las start-ups que, tras cursar un MBA en una de las escuelas de negocios más importantes de París, ha logrado importantes roles en la industria del lujo, promocionando el uso de materiales eco-responsables para la producción de bienes y servicios en este prestigioso sector.
Hija de una pareja de dentistas, Emilie viene desde abajo y, a base de sacrificios y trabajo arduo, ha escalado hasta colocarse en la cima de la industria de marcas de lujo, asumiendo a sus 37 años de edad la presidencia de Christofle, una marca profundamente arraigada a la cultura francesa en el arte de platear y dorar piezas de lujo, -hoy una de las marcas preferidas de la realeza- , y la elaboración de objetos de lujo, que van desde el arte de armar una mesa elegante, hasta el diseño de joyas, artículos para niños, y la venta de antigüedades ligadas a la historia de la lujosa casa francesa.
Sus inicios en la industria no fueron fáciles. Comienza su carrera como asistente del asistente, adquiriendo progresivamente, mayores responsabilidades en las mencionadas casas de moda que, posteriormente, le llevaron a abrirse camino en los negocios de las start-up para, más adelante, asumir roles de mayor impacto.
Es así como Emilie se ve enfrentada a conceptos preconcebidos de una industria totalmente desconocida para ella; una industria donde, en sus palabras, “no era nadie”.
“Tenía el síndrome del impostor. Sabía que tenía las habilidades para lograrlo, pero no creía en mí lo suficiente para cumplir mis objetivos”, reveló Emilie para HEC París, la escuela de negocios que hizo emerger en ella el potencial para los negocios que la joven empresaria ya sabía que poseía.
Su carrera, cuenta la joven empresaria, siempre ha orbitado en torno a los negocios y empresas promotoras del lujo y el buen vivir. Hoy, desde su posición en la presidencia de la importante marca de lujo francesa, Emilie trabaja para continuar innovando y llevando la empresa rumbo a cien años más de historia, no solo de la mano del consumidor francés, sino para continuar posicionando el lujo y el prestigio de Christofle como líder de su sector en el plano internacional.
