Foto Cortesía del entrevistado
Su creatividad desborda en la captura de imágenes con las que rinde tributo a la Madre Naturaleza. A temprana edad, visitaba el campo de la mano de su abuelo, pero fue especialmente de su madre de quien heredó su pasión por los animales y las plantas. Esta pasión por lo natural lo llevó, luego de ejercer la Odontología por diecisiete años, a retirarse y dedicarse por completo, desde hace poco más de una década, al arte que llena de plenitud cada uno de sus días: la fotografía de naturaleza. “Yo no me considero ni activista medioambiental, ni científico. Yo solo soy un fotógrafo que conoce lo que pasa y defiendo a mi manera la destrucción del medio ambiente y la biodiversidad de mi país”, afirma.
Durante sus doce años de trayectoria como artista visual, ha presentado importantes exhibiciones, tanto individuales como colectivas. Nos comenta que, justo hace una semana, participó, en una muestra sobre polillas llamada “Las Otras Mariposas”, a la que aportó tres imágenes. Con su colaboración, busca que las personas aprendan sobre ellas, ya que su entorno y hábitos son, en su mayoría, completamente nocturnos.
Es también conocido como el fotógrafo de las mariposas, pues lleva alrededor de diez años ininterrumpidos criándolas, junto a otros insectos. El creativo documenta su ciclo de vida desde el huevo, pasando por todas las etapas de transformación y, al final, liberando a los adultos. Expresa que cobra el favor de criar a la mayoría que no se salvarían en la naturaleza, quedándose con uno o dos especímenes, con los que complementa el trabajo en microfotografía.
En la actualidad, este ingenioso artista trabaja con una técnica fotográfica que brinda una experiencia innovadora a su quehacer creativo: la microfotografía o macroextremo.
La magnificación utilizada en esta técnica permite ver sujetos de minúsculo tamaño con extrema facilidad. Gracias a este tipo de fotografía, es posible inmortalizar colecciones de insectos en museos, siendo una tremenda de ayuda para los taxónomos en su labor de descubrir nuevas especies, y más cuando se trata del micromundo: el peldaño más bajo de la cadena alimenticia, que sostiene al resto de los seres vivos. De esta forma, contribuye a la educación del público en materia medioambiental con respecto al mundo microscópico.
“Fui el primero en desarrollar esta técnica y, hoy, quizás hay dos personas más que, con menos fogosidad, debo decir, también la han estado haciendo. En camino vienen algunos alumnos, que estoy enseñando, que se han interesado en aprender”, puntualiza este testigo de especies y maravillosos escenarios naturales.
