Es, probablemente, uno de los cocineros más famosos del mundo. Con 58 restaurantes en diferentes geografías, Gordon Ramsay se ha posicionado como un referente en el mundo de la gastronomía. Ha ganado al menos 17 estrellas Michelines, publicado más de una decena de libros sobre cocina y gastronomía internacional y ha participado en más programas televisivos de los que podemos contar. Pero, quizá, los más famosos sean Hell ‘s Kitchen y MasterChef.
Está involucrado en la industria culinaria desde hace casi tres décadas, comenzó cuando solo era un joven de 22 años de edad, y saltó a la fama internacional por sus opiniones sin filtro juzgando platillos en competencias culinarias en televisión. Hoy, a sus 57 años de edad, lejos de querer colgar el delantal, sigue trabajando y deleitando con sus exquisitos platillos y su vasto conocimiento sobre la cocina internacional y los más exquisitos vinos. “Pienso en mi legado, pero creo que será una plétora de los talentos con quienes he tenido el placer de trabajar”.
Se le conoce por su estricto sentido crítico y por perseguir siempre la perfección, y es así cómo quiere ser recordado. “Me gustaría que me recuerden por la perfección. Porque es absolutamente retador llegar a ella, pero cuando lo logras, es la cosa más hermosa del planeta”.
Su determinación para llegar a ella (la perfección) viene de familia, específicamente de su madre, Helen Cosgrove, de quien aprendió a dejar de lado las excusas e ir detrás de sus sueños con todo, y así es como, comenzando desde abajo, ha logrado escalar hasta la cúspide. “Mi madre me enseñó a no poner excusas. ‘Las excusas no te llevan a ningún lado’, me decía. Y estaba en lo correcto. Ella tenía tres trabajos, mi padre era alcohólico, así que ¿quién era yo para discutir con ella?”, recuerda.
Gordon comenzó su vida laboral trabajando en la industria de la hospitalidad en Londres, a donde se mudó en busca de cumplir sus sueños. Se vio en la necesidad de trabajar doble turno en el Hotel Mayfair de esa ciudad inglesa. Allí tuvo la oportunidad de explorar la gastronomía desde la cocina, donde vivió en carne propia la preparación de aquellos platillos básicos tan distintivos de hoteles de cinco estrellas de alrededor del mundo. “Esos estúpidos club sandwiches, papas fritas y el estupido queso asado. Todas esas cosas que ves en todos los restaurantes de cinco estrellas”, recuerda del tipo de gastronomía con la que inició su carrera profesional.
Pero fue en este contexto laboral donde encuentra el camino que le llevaría a convertirse en lo que es hoy. Allí es donde conoce a Marco Pierre White, famoso chef & restaurateur británico, el primero en ganar tres estrellas michelines, a quien admiraba y con quien se entrevistó para su primer trabajo en la alta cocina británica. “Él me entrevistó mientras preparaba un plato de ravioli. Hasta ahora sigue siendo la cosa más intimidante que he visto en mi vida. Pero en ese momento se me hizo claro que necesitaba aprender de él”.
Su talento en la cocina y su criterio profesional le convirtieron en un referente de la cocina de alrededor del mundo, y es tal su impacto en la industria, que le ha llevado a trascender las barreras geográficas y del tiempo.
Padre y esposo, Gordon encuentra sus más grandes fans y críticas a la vez en sus hijas, Tilly, Holly y Megan. “Son mis más grandes críticas. Estoy tan orgulloso de ellas, pero no tienen problema con ponerme en mi lugar”, cuenta.
Pero a diferencia de la percepción popular sobre la personalidad de Ramsay, el cocinero es un hombre sencillo y con un gran corazón, preocupado por todo aquello que afecta a las sociedades contemporáneas. Es por esto que utiliza sus plataformas para abogar por la niñez y para recaudar fondos para combatir las enfermedades terminales en los niños.
A través de la organización sin fines de lucro que creó con su esposa, la Fundación Gordon and Tana Ramsay, el chef celebrity recauda fondos para llevar ayuda humanitaria a hospitales infantiles donde trabajan con niños enfermos de Reino Unido, llevando esperanza a los más pequeños y más necesitados.
