En el mundo de la gastronomía, la historia de Ana Ros es tan inusual como inspiradora. Esta chef eslovena se ha convertido en una figura destacada en la escena culinaria internacional, y lo que la hace aún más notable es su sorprendente transición desde una carrera en el esquí profesional a la alta cocina.
Ana nació en la pequeña localidad eslovena de Kobarid, rodeada de un impresionante paisaje montañoso. Desde una edad temprana, se sintió atraída por las montañas y el esquí. Esta pasión la llevó a convertirse en una esquiadora profesional, y a los 18 años representaba a Eslovenia en competencias internacionales.
Durante una competencia de esquí en Suiza, Ana conoció a su futuro esposo, Valter Kramar, quien es sommelier y dueño del restaurante Hisa Franko en Kobarid. Este encuentro cambió el rumbo de su vida. Decidió dejar atrás su carrera en el esquí y embarcarse en un viaje culinario que la llevaría a convertirse en una de las chefs más respetadas en Europa y en todo el mundo.
Su viaje hacia la cocina comenzó de manera modesta, trabajando en el restaurante de su esposo. A pesar de no tener experiencia previa en la cocina, Ros abrazó el desafío con pasión y determinación. A medida que su amor por la cocina crecía, su compromiso con la excelencia culinaria la catapultó a la fama.
El restaurante Hisa Franko se convirtió en un destino culinario de renombre, y Ana ganó reconocimiento tanto en Eslovenia como en el mundo entero. En 2017, ella recibió el prestigioso título de «Mejor Chef Femenina del Mundo» en los premios The World’s 50 Best Restaurants.