Vanessa valdés diseñadora de interiores domínico-venezolana, quien a sus 27 años de edad es la cara y mente maestra detrás de Truffa, una marca que crea servilleteros a partir de madera de guayacán e hilos.
¿Qué inspiró a Vanessa a crear estos llamativos servilleteros? Mis ganas de innovar en un diseño que vaya de la mano con valores que busco en una marca a la hora de comprar. Tenía más de cuatro años con la idea de querer emprender en un ámbito creativo haciendo algo innovador, hasta que, en plena pandemia, el foco consumista y creativo dio un giro a la decoración de la mesa/casa y lo vi como una oportunidad para entrar en un mercado no tan saturado.
A parte de un buen servilletero, ¿qué otro elemento no puede faltar en la mesa de Vanessa? Sin duda, es fundamental una comida divina, y por divina no me refiero a algo fuera de lo común, sino comida casera, pero hecha con amor –mi favorita–. Pero si nos referimos a algo no comestible, el elemento no tangible que no puede faltar es un diseño ecléctico entre las piezas seleccionadas, mezclando lo clásico con lo moderno, algo colorido con un timeless piece y así. Diría que el elemento que no puede faltar es divertirse mientras haces la mesa, en el diseño, las reglas no existen, es cuestión de tener autocriterio con tu propio diseño y seguir tu instinto.
¿Cuáles otras colecciones has sacado al mercado?
Los colores de los servilleteros llevan un proceso para salir a producción; tomamos en cuenta colores en tendencia, básicos innegociables y los que la clientela va solicitando. Sin embargo, tenemos meses trabajando en una colección entera de table setting que ya poco podrán disfrutar.
¿Cuáles formas creativas de doblar las servilletas recomendarías a tus clientes?
La verdad es que, usando un servilletero, las opciones son limitadas. Un truco es agarrar la servilleta por el centro con dos dedos y levantarla, seguidamente la insertas en un servilletero, luego los apoyas en la vajilla y corriges algún detallito.
