BITÁCORA.
Visitando Marruecos en Navidad
texto y fotos Paulette Noboa (What I See, What I Eat, What I Share)
Ha arribado la época pascual y me reté a recibirla de manera diferente, desde Marruecos, en Oriente, donde estas celebraciones no forman parte de sus costumbres. Puedo decir que es un país de ensueños que ofrece autenticidad, sol y aventura. Quedé impresionada con sus edificios y arquitectura no moderna, pero rústica con herrajes, mosaicos, piedras y atuendos con tanto colorido que resultan para cualquier vista, un encanto. Marruecos es así, pero más la encantada ciudad de Marrakesh.
De la Medina les digo que con su aspecto y estructura medieval me sentía que formaba parte del elenco de aquella novela: “El Clon”…(risas). La gastronomía la conforman platos tradicionales como el couscous, falafel de lentejas y el tajine de carne (pollo, res y cordero) servidos sobre vegetales cocidos al limón acompañado de aceitunas y ciruelas pasas… ¡delicioso!
En lo artesanal, pude apreciar la bisutería, joyas étnicas, jabones con especias y aceites hechos a base de argán; con propiedades y beneficios para la belleza y remedio natural que los producen ellos mismos así como sandalias y carteras de piel; platos de barros, lámparas, faroles y espejos árabes; alfombras y tapices de colores, muebles, entre otros.. es imposible renunciar a la tentación de comprar con tantas piezas exóticas y de gran belleza. Su idioma oficial es el árabe y bereber.