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Mujeres en la pintura: Cinco pintoras que han hecho historia

La historia del arte está cargada de increíbles obras resultado del ingenio de grandes nombres que han marcado y dejado un legado rico en formas, colores, texturas e historias contadas con cada pincelazo. Es probable que si hacemos una tarea en retrospectiva podamos nombrar decenas de pintores famosos cuyas obras han trascendido la barrera del tiempo. Sin embargo, como ellos, muchas son las figuras femeninas que han dominado el arte de la pintura, llegando a plasmar su destreza en esta forma de expresión artística sus más bellas y tenebrosas historias.

Pese a que los nombre de estas pintoras, al menos de la mayoría, no reciben el reconocimiento dado pintores contemporáneos, su ingenio, imaginativo o fundamentado en la realidad, forma parte de algunos los museos más importantes del mundo y su legado plasmado en lienzo es testimonio tanto de la lucha femenina a lo largo de la historia como del aporte de la mujer que históricamente ha sido minimizado, ignorado y dejado en el olvido.

A continuación, exploramos cinco pintoras que hicieron historia y hoy forman parte de la gloria de la pintura universal:

Artemisia Gentileschi

Pintura
Retrato de Artemisia Gentileschi

Es, probablemente, la pintora más famosa y celebrada del siglo XVII. Artemisa fue una artista italiana nacida en Roma a finales del siglo XVI, en el 8 de julio de 1593 específicamente. Fue la hija mayor del pintor italiano Orazio Gentileschi, de quien aprendió las técnicas que utilizó durante los primeros años de su carrera profesional como pintora.

Una de sus pinturas más trascendentales aparece como un desahogo, el testimonio de su propia experiencia. Se trata de la pintura “Judith decapitando a Holofernes de los Uffizi”, un cuadro que hace referencia a la violación que habría sufrido a manos de Agostino Tassi, otro pintor de la época que colaboraba con su padre.  De acuerdo con documentos que han sobrevivido de la época, Tassi fue juzgado y encontrado culpable. Sin embargo, este desapareció de Roma sin recibir castigo alguno.

Años más tarde, Artemisa se convertiría en esposa y madre, fue una de las primeras mujeres en obtener una membresía en la Academy of the Arts of Drawing en 1616. A partir de 1930, la artista se estableció en Naples, Florida, donde fundó su propio estudio de arte, mismo que dirigió hasta el final de sus días. La fecha exacta de su muerte se desconoce con exactitud, pero se han encontrado documentos que señalan que Artemisa vivió hasta agosto de 1654.

Frida Kahlo

Pintura
Autorretrato Frida Kahlo

Es, probablemente, la pintora más influyente del siglo XX, además de ser una de las más trascendentales de la historia. Su estilo era personal, sus pinturas estaban profundamente arraigadas a sus vivencias. Es de las principales representantes del surrealismo de la región, pese a que, de acuerdo con la propia Frida, sus pinturas eran obras de sus propias experiencias, de su realidad marcada por enfermedades y sufrimientos que marcaron su vida desde temprana edad como la poliomielitis y el haber sido sometida a diversas cirugías que le mantenían postradas en una cama y en soledad.

Su vida estuvo marcada por la tragedia, con tan solo 18 años de edad sufrió un accidente que le mantuvo postrada por un largo periodo de tiempo. Es aquí cuando desarrolla un interés por la pintura, sus primeras obras de arte son un testimonio de cómo veis su propia vida. 

Pese a estas desventuras que marcaron su existencia, Frida conoció el amor, ya que se casó con tan solo 22 años, con el pintor Diego Rivera, con quien mantuvo una relación amorosa llena de altibajos que marcaron su vida. 

Luego de este periodo, Kahlo perfeccionará su pintura. La pintora se mudó a Estados Unidos, donde evolucionó como artista profesional influenciada por las corrientes artísticas que dominaban el Estados Unidos de principios del siglo XX. Durante este periodo la artista pintó una de sus obras más importantes: “Aborto en Detroit”. Frida adquirió mayor relevancia en la década de 1940, cuando llegó a participar de exposiciones colectivas donde su trabajo fue valorado por expertos y conocedores de la época.

Sus pinturas proyectan mayormente autorretratos donde proyectaba temas relacionados con el cuerpo humano, la identidad propia, y el sufrimiento. Este abordaje de su realidad a través de la pintura le han llevado a convertirse en un icono femenino que, hasta el día de hoy, es admirado en centros culturales y museos de alrededor del mundo.

Georgia O’Keeffe

Pintura
Georgia O’Keeffe

Admirada y considerada una de las principales representantes del arte norteamericano del siglo XX, O’Keeffe nació en Wisconsin en 1887 y se convirtió en una figura relevante de la pintura abstracta en la década de 1910. Desde pequeña mostró gran interés por la pintura, pero la enseñanza del arte que recibía le desmotivaba, por lo que llegó a pensar que nunca sería una pintora tan importante como aquellos a los que estudiaba. 

Georgia estudió en el Art Institute of Chicago y el Art Student League de Nueva York, donde aprendió las técnicas tradicionales de la pintura. Su técnica, sin embargo, tomó un nuevo rumbo cuatro años después cuando se dedicó a estudiar las ideas revolucionarias de Arthur Wesley Dow. 

Para la década de 1920 O’keeffe era una pintora reconocida en norteamericano y una de las artistas más importantes, conocida por pintar los rascacielos de Nueva York que para la época eran el símbolo por excelencia de la modernidad. 

En la década de 1950 comenzó a viajar por el mundo, pintando espectaculares obras inspiradas en los lugares que había visitado. 

En 1972 pintó su última obra en solitario, debido a que sufría de degeneración macular, una afección causa la pérdida de la visión. Sin embargo, lejos de apagar su creatividad, O’Keeffe continuó motivada a seguir creando, plasmando sobre lienzo su arte. En 1977, a la edad de 90 años, se le cita haber dicho “Puedo ver con claridad lo que quiero pintar”. O’keeffe finalmente feneció en marzo de 1986, a los 98 años, dejando un rico legado de pintura para la historia.

Hoy, el Museo O’Keeffe rinde homenaje a ese legado, siendo la institución fundada en su nombre en 1997 la responsable de la venta de uno de sus cuadros por la cuantiosa suma de 35,4 millones de euros en 2014, batiendo un récord nunca antes impuesto por otra artista femenina.

Élisabeth Vigée Le Brun

Pintura
Autorretrato de Elisabeth Vigee Le Brun

De nacionalidad francesa, la artista produjo más de mil pinturas de retratos y paisajes a lo largo de su carrera profesional. Élisabeth fue hija de un pintor profesional quien la entrenó desde temprana edad. Durante sus años adolescentes, la pintora comenzó a realizar retratos de manera profesional, pero su gran salto a la fama se da cuando es nombrada retratista de María Antonieta, de Francia, obteniendo posteriormente el ingreso a numerosas academias de arte por su trabajo profesional.

Fue también conocida como Madame Le Brun. En sus pinturas se puede indentificar elementos teatrales así como la influencia del estilo rocoso y del periodo neoclásico. La talentosa pintora gozó de gran reconocimiento durante su carrera, éxito que se mantuvo aún después de la Revolución Francesa, cuando fue exiliada de Francia, puesto que la aristocracia de la nación europea de la época  apreciaba su talento para la pintura. 

La desenvoltura de sus retratos fue considerada revolucionaria en una época donde la alta sociedad era representada en la pintura de manera  formal. Su trabajo muestra una habilidad distintiva de la pintora francesa que hace de sus retratos pinturas vivaces carentes de rigidez-

Tamara de Lempicka

Pintura
Tamara Lepimcka

De origen polaco, nace en 1898. Tamara llegó a convertirse en una reconocida pintora durante sus primeros años de carrera y su madurez. Miembro de una familia acomodada, pasaba los inviernos con su abuela en Italia donde descubrió su inclinación por la pintura y su vocación artística. Con apenas 20 años de edad, decide perseguir el amor y se muda a París tras casarse con Tadeuz Lempicki. 

En su tiempo en París se dice que Tamara enfrenta dificultad económica, lo que la empuja a pintar. En pocos años, su exquisita técnica personal y estilo elegante la posicionaron como la pintora de moda durante los años veinte del siglo XX. La burguesía y la nobleza eran adeptos fanáticos de sus retratos.

En sus obras se percibe la influencia de grandes nombres de la pintura que admiró como Jean Auguste Dominique Ingres, Sandro Botticelli y Manierismo. Su arte se desarrolló principalmente en géneros como el desnudo y el retrato, llegando a pintar, además, figuras de hombres elegantemente vestidos, o mujeres con vestidos flotando de manera sutil y elegante. 

Pintura

Se dice que tras adquirir relevancia nuevamente y una vida acomodada, Tamara de Lempicka vuelve a su desenfrenado estilo de vida, mismo que habría vivido durante sus años estudiando arte en la Rusia pre-revolucionaria. Es aquí cuando se crea la leyenda de Tamara, una mujer increíblemente hermosa, moderna, amante del hedonismo, las fiestas, las drogas, y la bisexualidad.

Pese a su popularidad en la corriente del Art Déco, su arte perdió popularidad cuando el expresionismo abstracto le hizo perder relevancia hacia los últimos años de su vida. Pero su historia en la pintura no terminó aquí, su estilo se transformó junto con el expresionismo cuando comenzó a adaptar sus obras a esta entonces novedosa corriente. 

Luego de enviudar de su segundo matrimonio, Tamara se dedicó a viajar por el mundo hasta finalmente establecerse en Texas con su hija. Sus últimos años de vida los vivió en México, donde murió en el año 1980.

Ebel Echavarría
Ebel Echavarría
Periodista formando en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Amante del arte, la cultura, el cine, la música y la literatura. Amo contar historias y conocer personas con una visión y misión en la vida. Soy extrovertidamente introvertido.
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