Madre e hija nos presentan sus dones innatos de anfitrionas en un atardecer desde las montañas de Santiago
fotos: Alberto Liranzo
Las madres son parte fundamental de nuestra formación como seres humanos, de nuestros valores y hasta influyen en nuestras decisiones profesionales. Y exactamente es lo que ha hecho Petrouschka Muñoz en Nicole Herrera: ha inculcado en ella tradiciones que van de generación en generación, desde su don como anfitriona, hasta influir en su pasión por la moda (la que hoy en día ejerce como estilista profesional). “Mi pasión por la moda nació en el clóset de mi mamá. Ella es una mujer que le gusta mucho la moda. Le gusta vestirse mucho, y un clóset que era como su sagrado cuarto y desde niña me encantaba vestirme con la ropa, zapatos, carteras y accesorios de mi madre, e irme de compras con ella era como una terapia. Creo que ahí empezó mi fascinación por la moda y por ver a mi madre tener ese estilo. ¡Ese clóset de ella era como un ‘Disney’!”.
Asimismo, le ha enseñado a ser una apasionada por piezas únicas que cuentan una historia como es el vintage, porque es un lujo, porque son piezas de calidad y exclusivas que ya no encontramos, ya sea por su material o la mano de obra, y eso hace que su valor sea incalculable. Desde carteras, zapatos y accesorios, hasta vajillas que forman parte del legado familiar. “Las piezas más importantes son las antiguas, es como transportar un pedazo de historia a nuestras mesas que han sido imprescindibles tanto a diario como en ocasiones especiales. Incorporar esos objetos en pequeñas dosis, como juntar unos platos con flores heredados de mis abuelos con una vajilla blanca, cubiertos de Christofle y una copa de Baccarat. Nos encanta jugar con algunas piezas amadas de herencias familiares y otras típicas de nuestras mesas de domingos”.
Y gracias a estas piezas y enseñanzas, Nicole se ha convertido en una excelente anfitriona, heredando de su madre esta destreza única e incomparable. Este gran don viene de sus abuelos maternos, el amor por la gastronomía, de probar platos nuevos y siempre rodeados de la familia y amigos. “La casa de mi abuelo era como un panal de abejas, todo el mundo quería estar ahí, siempre había un buen ambiente cálido, novedad gastronómica, donde muchas participábamos en la cocina; unos anfitriones únicos y siempre estaban dispuestos a recibir personas. Hoy aplico esa herencia por parte de ellos por el gusto de recibir visitas, y que para presentar un plato o una mesa debe haber una combinación en armonía entre los alimentos, mezclas de vajillas y decoración de la mesa”.
Para esta ocasión, prepararon la mejor de sus mesas inspirada en una campiña francesa, contemplando cada detalle para brindarnos la oportunidad de vivir la experiencia de una tarde con Nicole y Petrouschka bajo el atardecer de la Ciudad Corazón, con un platillo exquisito que trae remembranzas en el más extraordinario de los ambientes.
Receta:
Pollo asado con chalotes y dátiles ( para 4 personas)
Ingredientes
4 mitades de pechuga de pollo con hueso y piel
Sal y pimienta recién molida
2 cucharadas de aceite de semilla de uva
4 cucharadas de mantequilla sin sal, cantidad dividida
10 chalotas (cebollas)
4 dientes de ajo, machacados y picados en trozos grandes
8 a 10 ramitas de tomillo fresco, cantidad dividida
½ taza de vino blanco seco
1½ tazas de caldo de pollo bajo en sodio
8 dátiles Medjool, sin hueso y cortados por la mitad a lo largo
⅔ taza de aceitunas verdes, trituradas y sin hueso
1½ cucharadas de vinagre de manzana
1 limón, rallado y exprimido
Preparación:
1. Deje el pollo a temperatura ambiente durante 30 minutos antes de cocinarlo.
2. Precalienta el horno a 450˚F. Coloque una rejilla en el tercio superior de su horno.
3. Coloca tu sartén de hierro fundido más grande en el horno durante 15 minutos. Seque las pechugas de pollo y sazone generosamente por todos lados con sal y pimienta. Retire con cuidado la sartén caliente del horno y colóquela sobre la estufa. Agrega el aceite de semilla de uva a la sartén y caliéntalo a fuego medio-alto hasta que el aceite tenga un sutil efecto dominó. Quieres que el aceite esté muy caliente.
4. Trabajando en dos tandas, cocine el pollo, con la piel hacia abajo, hasta que la piel esté crujiente y dorada, de 4 a 5 minutos. Escurra todo menos 1 cucharada de aceite de la sartén.
5. Retire el pollo de la sartén y colóquelo en un plato mientras prepara la salsa. A fuego medio, derrita 2 cucharadas de mantequilla en la sartén y agregue las chalotas. Cocine las chalotas sin tocarlas durante 5 a 6 minutos, hasta que estén caramelizadas y doradas. Agrega el ajo, unas ramitas de tomillo y 1 cucharada de mantequilla; Condimentar con sal y pimienta. Mezcle las chalotas y continúe cocinando hasta que comiencen a ablandarse, de 5 a 7 minutos. Desglasar la sartén con el vino y reducirlo a la mitad. Añade unas cuantas ramitas más de tomillo y el caldo. Cocine la salsa a fuego medio a bajo durante 15 minutos, hasta que se reduzca ligeramente. Comprobar la sazón y añadir los dátiles y las aceitunas a la salsa.
6. Regrese las pechugas de pollo a la sartén, con la piel hacia arriba, y colóquelas en el horno. Ase el pollo hasta que esté bien cocido, aproximadamente 20 minutos. Un termómetro de lectura instantánea insertado en la parte más gruesa del seno debe registrar 160°F.
7. Transfiera las pechugas de pollo a un plato; déjalos a un lado y mantenlos calientes. Regrese la sartén a la estufa a fuego medio a bajo y agregue el vinagre a la salsa. Cocine a fuego lento hasta que la salsa esté lo suficientemente espesa como para cubrir el dorso de una cuchara de madera, de 3 a 5 minutos. Retírelo del fuego y agregue la cucharada de mantequilla restante y el jugo de limón. Comprobar y ajustar la sazón.
8. Regrese el pollo a la sartén y sírvalo inmediatamente, adornado con el tomillo restante y la ralladura de limón.