Foto José Alejandro Álvarez
En estas líneas nos sumergimos en las profundidades del mar para explorar sus ecosistemas, y lo hacemos mediante una fascinante conversación con el reconocido biólogo marino dominicano Rubén Torres, donde la coherencia entre su rostro y sus palabras sobre las maravillas del mundo acuático eran la evidencia fehaciente de que nos encontrábamos no solo ante un profesional de alto nivel, sino también ante un apasionado por los océanos y un amante de la vida al aire libre.
“Desde pequeño tuve pasión por el mar y todo lo que tiene que ofrecer, por lo poco que conocemos del mismo. A pesar de contar con la tecnología necesaria, conocemos más de otros planetas que del nuestro. Me resulta increíble el poco interés relativo que tenemos en la exploración marina, a pesar de los muchos usos que le damos y beneficios que recibimos de los océanos: regulan nuestro clima, nos conectan con el resto del planeta, proveen alimentos y nos inspiran cada vez que vemos un atardecer sobre el mar”, manifiesta.
Rubén Torres es fundador y presidente de Reef Check República Dominicana, una organización que busca concientizar sobre la crisis de los arrecifes de coral a nivel mundial y ofrece soluciones sostenibles a sus usuarios. En su trayectoria profesional, ha documentado la condición de los recursos marinos del país. Al referirse a su situación actual, manifiesta que los recursos marinos en algunas localidades se encuentran en buenas condiciones, mientras que otras experimentan un estado crítico, ambas por debajo del promedio global de salubridad. Sus investigaciones indican que aquello está directamente relacionado con la actividad del hombre, siendo las zonas con mejor salud las áreas donde se observa menos desarrollo humano. En cambio, en las más degradadas es donde este ha tenido más presencia.
Para Torres, cada visita al mar es un reencuentro con el origen de la vida en este planeta y con la serenidad. Nos confiesa que lo que más disfruta de su labor es aportar, aunque sea mínimamente, a la reducción de los impactos al ambiente acuático, documentar su mejoría o deterioro, influenciar políticas o iniciativas de manejo en escala nacional o regional, y educar a futuras generaciones para que tengan mejores prácticas para con el océano. Conversar con este protector de la vida marina es como zambullirnos en un libro de anécdotas interesantes sobre un mundo repleto de maravillas que espera ser explorado para ser comprendido, pero, sobre todo, conservado.