Peppino Bonarelli

Peppino Bonarelli

Iniciamos esta conversación, llena de emociones, pues estas bellas historias de vida y superación son las que nos fortalecen como país y sociedad. Al escoger a Peppino Bonarelli como referente para nuestra edición del Día de los Padres, reconocemos el trabajo tesonero, el amor de familia, el fortalecimiento de los valores, el agradecimiento como forma de vida y nos llenamos de energías maravillosas donde la espontaneidad y los afectos genuinos transitan sin poses en la cotidianidad.

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¡Feliz Día de los Padres!

La mejor herencia que un padre puede dejar a un hijo es ese legado intangible de valores, agradecimientos, disciplina y transparencia, siendo este el caso de un emigrante italiano que, a mediados del siglo pasado, llegó a estas tierras, trayendo un tesoro inconmensurable, como son el respeto al trabajo y el fortalecimiento del núcleo más importante en la sociedad como es la familia.

Don Annibale Bonarelli, cabeza de una descendencia que es considerada orgullo, ejemplo de rectitud y constancia que nos regaló por décadas a todos los dominicanos, un espacio mágico como fue el Vesuvio, que abrió en 1954, y empresas que son referentes como Pizzarelli y El Catador, entre otras. Hoy uno de sus hijos, don Peppino, casado con Rosi Schiffino, junto a sus hijos: Annibale, Giuseppe, Piero y Giovanni, conforman una familia hermosa que cada día crece en valores para regalarle a la sociedad, hombres, cada uno diferentes pero llenos de respeto, amor y dedicación a este legado que nació en Nápoles, Italia, gracias a un visionario que cruzó el océano y se atrevió a soñar en grande.

Ritmo Social: Para empezar, y para quien quizá no conoce la historia, cuéntenos un poquito de su familia y sus primeros años en Santo Domingo.

Pepino Bonarelli: Mi papá fue un emigrante italiano que viajó a Estados Unidos con la meta de hacer dinero para comprar una casa. Estando allá, un amigo le dijo que en República Dominicana no había restaurantes donde comer buena pasta, así que vino a conocerla, le encantó el país y nos mandó a buscar. Salimos de Italia, de Nápoles; el viaje duró 21 días para llegar aquí. Cuando llegamos, nos encontramos a papá en el muelle, esperándonos. 

Papá comenzó “El Vesuvio” en el 54. Todos trabajamos ahí. Eso fue un trabajo de familia, de equipo. Yo trabajé en el restaurante hasta que un día entendí que de ahí no podíamos vivir todos.

3. Don Annibale Bonarelli El Vesuvio Malecon Copy

RS: ¿Cómo describiría usted a su padre? 

PB: Papá fue un gran emprendedor, visionario y maestro. Salió de su país a empezar desde cero, vio las oportunidades y supo aprovecharlas. Fue un emprendedor innato porque de su visión nació Pizzarelli también. Él no hablaba mucho, pero nos enseñó con su ejemplo constante.

Fue un gran trabajador. En Italia fue camarero de la Casa Real de Nápoles. Luego se fue en un barco como camarero, y ahorró hasta que llegó aquí. Era un hombre recto, fuerte y amable. Nadie se sentía herido con él. Es importante resaltar eso porque hay personas que son fuertes, y hieren. En cambio, a papá lo adoraban todos los empleados. 

También fue un gran esposo. Era desinteresado, mamá administraba el dinero. Ella manejaba la caja y papá la cocina; tenían su rol cada uno. Ella era una mujer fuerte y muy disciplinada. La verdad es que no puedo hablar de papá sin hablar de mamá.

Don Annibale cuadno trabajaba de Camarero

RS: ¿Cuál es el gran aprendizaje que le dejó su papá?

PB: La honestidad, el trabajo y la disciplina. Ser transparente y agradecido. Una de las cosas que siempre recalcaba papá era que teníamos que agradecerle a este país que nos recibió con los brazos abiertos. Y es así, nosotros tenemos que agradecerle mucho a este país que nos abrió las puertas. Cuando vinimos de Italia, papá tenía unos chelitos ahorrados y con eso montó aquí su restaurante. La gente nos acogió y nos quiso desde el inicio. Nosotros hemos trabajado duro y nos hemos dado a querer. 

Papá era un hombre querido por todos, eso nos lo transmitió a nosotros. Decía que el negocio que tú hagas, si te conocen, irá mejor. Y con el tiempo yo lo comprobé. Cuando visitaba a clientes a venderles bebidas, desde que me anunciaban, me hacían pasar de una vez, y ya la mitad del trabajo estaba hecho. La satisfacción más grande es cuando me preguntan: “¿Tú eres hijo de don Annibale?”, y me dan un abrazo. Eso sucede porque era una persona querida. Creo que eso es lo más importante que nos transmitió. 

RS: ¿Siente que su papá estaría orgulloso de usted, de ver la vida, la familia y el legado que ha construido?

PB: Estoy seguro de que sí estaría muy orgulloso de mí. Pero no solo de mí, sino hasta de los nietos. 

Considero que he sido un buen hijo. Por ser buen hijo, he sido un buen padre, pues tengo buenos hijos, y ahora tengo buenos nietos. Mis cuatro hijos son buenos, con eso estoy tranquilo. Y mis once nietos van a ser buenos los once. Ese orgullo se traspasa hasta lo último, porque hemos educado una familia y le hemos dedicado tiempo, así como papá nos dedicó su vida.

Don Annibale Dona Inmaculada y Peppino Bonarelli en el Vesuvio

RS: Para usted, con su experiencia, ¿en qué consiste la crianza de los hijos?

PB: En darle a la sociedad personas y ciudadanos buenos, que generen bienestar y felicidad, y eso se logra dedicándole tiempo de calidad. Dice el padre Maza que “Los hijos están hechos de tiempo”; Rosi y yo les hemos dedicado mucho, a ellos y a los nietos.

Una vez me hicieron una pregunta sobre qué me deben mis hijos. Y dije: “¿Qué es lo que me van a deber? Mi tiempo. En esta etapa de mi vida eso es lo que quiero que nos den nuestros hijos: su tiempo, y lo están haciendo, tanto ellos como sus compañeras de vida… siempre estamos acompañados. Como hijos, a veces no sabes lo valioso que es eso hasta que eres padre. Dijo Freddy Beras-Goico una vez que “Un nieto es el premio que Dios te da por no haber matado a tus hijos”, porque hay momentos en los que te ponen a prueba y por eso Dios te premia.

RS: Luego de todo lo vivido, ¿qué queda de ese joven italiano que creció acompañando a sus padres y echó raíces en nuestra tierra? ¿Cuáles son las lecciones aprendidas?

PB: Lo principal que ha quedado es la unión de las familias. Cuando tienes una familia unida, es indestructible, y hemos tratado siempre de que así sea. Por ejemplo, yo tengo tres nietos, que les apodamos ‘los trillizos’, pues son de la misma edad y siempre andan juntos. Si yo invito a uno a un lado, me dicen: “¿Llamaste al otro?”. Crear esa unidad entre ellos es única. 

De la familia que vengo siempre hemos inculcado a los hijos que lo más importante es la mamá. Ella es la que une. Ellos quieren, adoran y cuidan mucho a su mamá. También la unión hace la fuerza. Así pudimos mantener una familia unida, y con ella desarrollar negocios que hayan aportado a la economía, cada uno líder en su área. 

RS: ¿Cómo es trabajar en un negocio familiar y lograr que todo funcione armoniosamente? ¿Cómo ha sido integrar a sus hijos al negocio?

PB: Siempre los tuve al lado mío. Desde chiquitos, ellos venían a trabajar, a hacer canastas, y ya cuando tuvieron cierta edad me acompañaban en los viajes de negocios. Es decir, ellos estuvieron conmigo, en el aprendizaje estuve siempre cerca. Así aprendieron del negocio, y aprendieron a estar juntos. Gracias a Dios han salido mucho mejor que yo, porque están más preparados. Yo todo lo que hice fue empírico, emprendedor. Ellos están muy preparados para competir y para la vida. Llegó un momento en el que me di cuenta de que ellos iban muy rápido, y yo estaba siendo un freno, así que pedí mi liquidación. Me liquidaron por caja chica y sobró dinero. Emprendí mi retiro en una finca sembrando árboles para venderlos a paisajistas. Para mí, el retiro es hacer algo diferente a lo que has dedicado toda tu vida, y dedicarle el tiempo que tú quieras.

Les tengo confianza a todos. Algo muy importante es que han sabido armar un equipo. En nuestras empresas, el ambiente laboral es muy bueno. Creo que les hemos podido transmitir todos los valores que recibimos de nuestros padres, y el más importante es ese de hacerse querer, porque todo el mundo los quiere.

Al final, eso es la vida… ¿Qué te llevas? Lo que tú dejaste en la gente. Actualmente nos esmeramos en acumular, y yo le digo a mis hijos que el dinero es para hacer, porque cuando haces, creas bienestar. Ahora, un abrazo, el cariño de la gente, eso tú lo vas a sentir de verdad. Que quieran a tus hijos, que les abran puertas, ese es el mayor legado que uno les puede dejar.

Don Annibale con sus hijos Enzo Peppino y Gaetano 1

RS: ¿Qué tradiciones se han mantenido en su familia que usted hoy conserva y atesora?

PB: En mi casa se comía con papá un día a la semana. Ahora, con mi familia, los miércoles se come juntos. El día antes les escribo y pregunto: “¿Quiénes vienen?”, y así, si alguno se olvidó, con eso le estoy elegantemente recordando. Hay que tener el momento para que todos se vean la cara. Esas son dos horas donde se habla, se comparte, y cuando nos sentamos a la mesa, ya somos diecinueve personas.

También hacemos un viaje familiar cada dos años, y hemos llevado a la familia a varios sitios. Uno de los más importantes fue un viaje en el que los llevé a donde yo nací. Era una habitación cinco por cinco, y en ella vivíamos mamá, papá, mi abuela, y cuatro hermanos. Cuando ellos vieron eso, que las habitaciones de ellos son cuatro veces eso, y ver que de ahí salimos, significó mucho para todos. Mira el esfuerzo y el trabajo, ¿eh?, a dónde nos ha llevado.

El año pasado los llevé a donde nació su abuelo materno, los Schiffino. En este pueblo hay hasta un palacio de los Schiffino. Eran gente culta, había curas, abogados, médicos. Los muchachos terminaron relajando de que la cultura y el arte no vino conmigo, sino de los Schiffino. Y un día en relajo, les pregunté sobre lo que nos trajo hasta aquí: “¿La cultura o el camarero?”. Al final, es una mezcla, es un equipo.

RS: ¿Cuáles son los valores que diría que son indispensables como persona y que inculcó como padre?

PB: Creo que lo más importante es la honestidad, la transparencia y la disciplina. Eso es muy importante. Y ser solidario; ellos lo son, porque lo siento así con sus amigos y con los que los rodean. Siempre les he dicho que el dinero es para crear bienestar. En ti, y en lo que te rodea. ¿Quién eres tú? Tu familia, tus empleados, tus amigos. 

Nunca le he dado gran valor al dinero. Le he dado valor a hacer cosas, porque cuando tú haces, generas. Generas negocio, vida, trabajo, dinero, generas bienestar. Y eso es lo que se necesita, es lo que hace falta en nuestro país.

RS: ¿Qué ha significado su esposa, doña Rosi, en su vida?

PB: Ella es lo más grande y hermoso que ha podido suceder en mi vida. Tengo que darle gracias a Dios por ponerla a mi lado. Su papá la llevaba al Vesuvio a sus 12 años, y un día le dije a mi mamá: “Con la hija de Schiffino me voy a casar”. Con los años, por coincidencia, a través de unos amigos nos encontramos. Y así nos conocimos. 

Ella es un ser muy especial, por dentro y por fuera, muy dedicada a la familia. Rosi es una persona que todo el mundo quiere. Sin alguien como ella a mi lado, tal vez yo no hubiera logrado todo lo que he alcanzado; se necesita a alguien que te apoye. Ella es fuerte en todos los sentidos, y para mí y para nuestros hijos es lo más importante en la familia. Por suerte, mis hijos supieron escoger, y tienen cuatro bellas compañeras que los complementan, con las que han formado familias e hijos ejemplares.

5.Peppino y Rosi Bonarelli Copy

RS: ¿Cómo describiría a sus hijos, a nivel de carácter y maneras de ver la vida?

PB: Cada uno tiene su forma de ser. Hay valores familiares que son para todos, pero cada uno tiene su librito. Tienen diferentes personalidades, pero los cuatro son cariñosos y están muy pendientes de nosotros, eso no se les puede quitar. 

Annibale es un padre siempre presente, es el único que tiene dos hembras y un varón. Es el más conservador y muy recto. Montó su empresa, Terra RD, y está siendo exitoso con ella. Giuseppe es un maestro de sus cuatro hijos, le dedica tiempo a enseñarles; es un gran estratega y administrador. Junto a Piero está al frente de El Catador. Piero, además de tener excelentes relaciones con sus tres hijos, es una persona sociable y de buen trato. En Mercadeo y Ventas, es el mejor. Giovanni es un gran padre y tiene un hijo que adora; él es más reservado y está dedicado a las finanzas y le va muy bien. Todos son buenísimos, cada uno en lo que hace. 

Peppino Bonarelli

RS: ¿Qué se suele hablar en una sobremesa en su casa?

PB: Ahí se habla de comida, de paseo, de todo un poco. La comida es una chercha, es un compartir. ¿Sabes qué pasa? Lo que más une una familia es la cocina. Yo tengo una cocina para mí, ahí yo me pongo a cocinar algo y viene uno de mis hijos y cocina otra cosa, y estamos todos alrededor de la cocina, compartiendo. En la familia todos cocinan, hasta los nietos. A todos nos gusta cocinar para la familia y los amigos. 

Fíjate, hay dos cosas que yo hago mucho, que es cocinar y tener buen arte. Y si vas a la casa de alguno de mis hijos, todos tienen buen arte, y los cuatro cocinan. Lo que más nos une a nosotros es la comida, es la mesa.

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RS: Háblenos un poco de su amor por el arte. ¿Cómo empezó? ¿Qué importancia tiene hoy en su vida?

PB: Comenzó con un grupo de amigos que íbamos a ver exposiciones en Bellas Artes y me entusiasmé con el arte. Ahí empecé a involucrarme y a conocer a los artistas, los visitaba. La verdad es que en ese momento no había dinero. Entonces, poco a poco fui relacionándome con ellos, les compraba y les pagaba a plazos. Porque en esa época no había mucho con qué comprar cuadros. ¿Qué te digo? Disfruto el arte, me gusta tenerlo, estar rodeado de arte. 

El arte en nuestro país no cuenta con el apoyo necesario. He apoyado a varios artistas y los sigo apoyando; creo que cuando adquieres arte, estas contribuyendo a que los artistas sigan creando.

No busco muchas cosas en las obras de alguien. Para adquirir una obra, lo primero es que te tiene que gustar, que sea un buen trabajo, y que se compre a su precio correcto, porque al final es una inversión que tú disfrutas.

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RS: ¿Qué consejo dejaría a aquellos jóvenes adultos que están iniciando la aventura de formar una familia propia?

PB: Las cosas han cambiado, pero la familia es la misma. A veces dedicamos más tiempo a cosas sin importancia, y lo más importante es la familia y el tiempo de calidad que le dediquen.

Nietos

Yo pasaba mucho tiempo trabajando, atendiendo varios negocios a la vez, pero siempre cenaba en mi casa, aunque saliera otra vez. Mi esposa Rosi siempre estuvo al frente del día a día de nuestros hijos, atenta a sus necesidades en cada etapa; nos completamos en la crianza. La base de todo es el respeto a la familia, y, como dije, el ser más importante dentro de la familia es la mamá, a quien se le debe cariño, dedicación y respeto. 

Asimismo, reconocer los logros de los hijos en el tiempo, y darles sus espacios. Porque a veces se equivocan y los errores son aprendizajes, y nosotros estamos ahí para apoyarlos. Ya con los años, te pones a ver que, al final, son mejores que tú. Mis hijos les dedican más tiempo a sus hijos que yo en mi momento. Ahora, yo tenía siete negocios y era solo, con un reto por delante fuerte. Pero ellos son cuatro, y tienen más herramientas. Y veo que no juegan con el tiempo de sus hijos. También, la disciplina. Yo no creo en eso de ser amigo de mis hijos. Yo soy su papá. Aunque la batuta en mi casa nunca he sido yo, me tocó igual que con mi mamá, la batuta en mi casa ha sido Rosi.

RS: ¿Qué mensaje les dejaría a los padres de República Dominicana a través de Ritmo Social?

PB: Que cuando tienes una familia unida, a la que le dedicas tiempo, les das amor y cariño, les generas seguridad. Hay que crear esa seguridad y estar constantemente enseñándoles. Usted no es amigo, es el profesor de ellos para la vida; ya sea papá o mamá, usted es su guía. Y una vez más, aunque me repita mucho, dedicarles tiempo, mucho tiempo de calidad.

¿Qué lugar ocupa Dios en su vida? Es mi guía.

¿Una hora del día? Todas las horas tienen su encanto.

¿Un lugar en el mundo? Donde estoy. 

¿Un color? Azul.

¿Un libro de cabecera? No tengo libro. 

¿Una canción? “That’s Amore”, de Dean Martin.

Su frase de batalla es: “Siempre hay algo más, si se sigue adelante en el camino”. 

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