Fotos: Stephanie Tejeda
VISIONARIA.
La República Dominicana ostenta una inmensidad de atractivos turísticos que la posicionan en el sitial de los destinos más paradisíacos de la región del Caribe y uno de los países más exuberantes del mundo por su riqueza natural. Es por esto que, para continuar impulsando este potencial, desde el Viceministerio de Gestión de Destinos Turísticos se han trazado una serie de estrategias con el fin de manejar, de una manera íntegra y sostenible, los recursos de la nación para impactar positivamente al sector económico.
Durante su gestión, ¿cómo ha logrado crear la sinergia entre su visión y la del viceministerio?
Apoyando y promoviendo dentro y fuera del Ministerio las acciones de desarrollo sostenible. Nuestra visión es ser el Viceministerio que transforma el mapa turístico de la República Dominicana, desarrollando turismo en cada rincón del país y mejorando la calidad de vida de las comunidades. Yo amo el trabajo comunitario y creo que es una excelente forma de diversificar la oferta turística y a la vez elevar el impacto económico del sector.
¿Cuáles pilares han identificado y entienden que son cruciales para promover los destinos turísticos?
• Sostenibilidad (ODS).
• Desarrollo comunitario.
• Diversificación.
• Educación – Elevar el grado técnico de nuestro equipo en
las Oficinas de Gestión de Destino.
• Adecuación de los recursos turísticos para convertirlos en productos
turísticos terminados.
• Alianzas Público-Privadas.
¿Cómo cataloga la República Dominicana en materia de gestión de desarrollo de los destinos turísticos?
Históricamente el país ha puesto gran énfasis en la promoción, logrando consolidar el destino a nivel internacional. Sin embargo, con la madurez y evolución de algunos nichos de mercado, y con la transformación del comportamiento de una gran parte de los turistas a raíz de la crisis pandémica del COVID-19, nuestro país se encuentra ante el gran reto y la extraordinaria oportunidad de enfocarse en la creación de nuevos productos y en la gestión sostenible de los destinos turísticos con el objetivo de ampliar la oferta turística nacional y asegurar que los destinos puedan perpetuarse en el tiempo, protegiendo el patrimonio natural y cultural, y logrando que la actividad económica tenga un mayor impacto social.
¿Cuáles políticas públicas piensan ejecutar a favor de esta área en este 2022?
La Agenda 2030 nos llama a sostenibilidad, por lo que las políticas públicas para el desarrollo del turismo en nuestro país, deben reducir los impactos negativos que las actividades no planificadas ni gestionadas ocasionan en los destinos. De ahí, la necesidad de gestionar los recursos de manera sostenible, considerando la creación de nuevos productos, las motivaciones de los turistas –quienes exigen mayor calidad ambiental– y considerando el desarrollo local, para mejorar la calidad de vida de las comunidades donde se realiza dicha actividad. Estamos hablando de políticas públicas que impacten la competitividad, el desarrollo local, planeamiento urbano, control en la capacidad de carga de los recursos naturales, mejora en las condiciones de trabajo, promoción del consumo de los cultivos locales, etc.
¿Cuáles desafíos deben afrontar el país en este aspecto?
La educación en todos las estratos sociales. Es difícil cambiar el “chip” a gente adulta, independientemente de su preparación intelectual. El futuro de un turismo sostenible reposa en lograr incluir en el currículo escolar una materia de desarrollo sostenible, que de manera transversal impacte todos los sectores de la economía.
¿Cómo han afianzado su vínculo con las distintas comunidades de los destinos turísticos del país?
Recién acaba de terminar el proyecto (TCS) Turismo Comunitario Sostenible que se ha desarrollado durante los pasados seis años, junto a la Agencia de Cooperación Japonesa (JICA), INFOTEP y el MEPyD. A través de dicho proyecto hemos impactado 14 provincias de la región Cibao, se crearon 31 nuevos negocios comunitarios, 101 nuevos productos, 82 acciones pilotos y 1800 beneficiarios directos. Se intervinieron 14 destinos comunitarios, creando marcas territoriales; se crearon siete rutas temáticas, 21 nuevos itinerarios (tours modelo) y cuatro catálogos de tesoros locales. El cierre de dicho proyecto fue muy emotivo y las protagonistas, las comunidades, dieron sus testimonios de cómo este proyecto les impactó. Nuestro Viceministerio es ahora responsable de darle continuidad a este programa y de replicarlo en toda la geografía nacional.
¿En cuáles destinos usted visualiza un mayor aprovechamiento de las riquezas naturales?
Realmente lo tenemos todo, y creo que es tiempo de comenzar a desarrollar territorios con grandes recursos naturales como Miches, Hato Mayor, toda la región Enriquillo, Ocoa, Nagua, Cabrera y Río San Juan… por mencionar algunas.
Conforme a su convicción, ¿bajo qué procesos se fundamenta el turismo nacional?
Estoy convencida de que sin gestión no hay destino, y la sustentabilidad a futuro de la actividad turística nacional, debe necesariamente estar basada en la gestión participativa que involucre a los actores comunitarios, al sector público y al sector privado, elevando la capacidad gobernanza local en cada destino, y garantizando la continuidad de los planes de desarrollo sostenible.
¿Cuáles son sus proyecciones para este 2022?
Elevar las competencias técnicas de nuestras Oficinas de Gestion de Destinos Turisticos (OGD) que operan desde las diferentes provincias del país, para alcanzar los estándares establecidos por la Organización Mundial del Turismo para las Organizaciones de Gestión de Destinos.
Diversificar la oferta turística utilizando un modelo de gestión sostenible, que logre, además, la transformación paulatina del modelo tradicional de turismo en una actividad cada vez más sostenible.
Lanzar el programa de Turismo Comunitario Sostenible en la región Suroeste, comenzando por la subregión Enriguillo y Miches.
Apoyar en la creación de una estrategia de marketing que promueva turismo en cada rincón del país, basada en una plataforma digital que visibilice los tesoros dominicanos, tanto de inversión privada, como los recursos de patrimonio cultural o natural que han sido adecuados y convertidos en oferta turística, así como los negocios comunitarios desarrollados a través del programa Turismo Comunitario Sostenible.
