AGUERRIDA.
fotos J. Countess, David Livingston, Mike Marsland, Bryan Bedder y Andrew Chin.
“NO ESTOY ACOSTUMBRADA AL FRACASO, PERO EN LA LUCHA
PREFIERO VER UNA OPORTUNIDAD. NO ME PUEDO IMAGINAR QUE UNA JOVEN NEGRA SALIDA DEL APARTHEID EN MISISIPI HAYA LLEGADO TAN LEJOS PARA FRACASAR AHORA’’.
Nuestra historia de vida inicia como un “libro en blanco’’, y al pasar de los años, vamos plasmando en sus páginas los hechos que nos han encaminado a ser las personas que somos ahora. De una forma u otra, adquirimos la sabiduría necesaria para sobrevivir en un mundo donde el más fuerte aplasta a los más débiles, y de eso se trata, de supervivencia.
Y yo les pregunto: ¿Qué tan osados pueden ser ante las adversidades de la vida? ¿Serían capaces de callar con tal de cumplir sus sueños? Cuestionantes un poco cuesta arriba de responder, pero sí, muchos optan por hacerle frente a lo que consideran como un atropello a su dignidad, mientras que otros, lastimosamente, no dejan de ser víctimas del sistema, y no les queda de otra más que ceder. Pero, cuando somos capaces de resurgir de nuestras cenizas como el ave fénix y convertirnos en nuestra mejor versión, el mundo siempre conspirará a nuestro favor.
Oprah Winfrey, una mujer de armas a tomar que, sin importar los infortunios que la persiguieron durante gran parte de su vida, se levantó con más fuerzas para luchar por sus sueños y, a su vez, dar testimonio de aquella historia oscura que vivió junto al silencio y la soledad de su alma.
¿Qué esperanza podía tener una niña afroamericana de ser una líder de la opinión pública de Estados Unidos? Estadísticamente, muy mínimas. Pero ¿Acaso eso le importaba a ella? Creo que no. En retrospectiva, si miráramos su infancia, tal vez no entenderíamos de dónde una persona que vivió tantas penurias como ella pudo haber sacado el coraje para convertirse en una de las mujeres más influyentes del mundo.
Antes de que esta luminaria del espectáculo saboreara el elixir del éxito, acompañado de su gran fortuna, padeció significativas carencias económicas. Durante su niñez, vivió en el poblado rural de Kosciusko, Mississippi. Hija de Vernita Lee, ama de casa, y Vernon Winfrey, quien se conoce como su padre. Sus primeros años de vida los pasó junto a su abuela y era tan extrema la pobreza que, según se ha relatado, su vestimenta estaba hecha de sacos de papas.
A sus seis años, se mudó a Milwaukee con su progenitora, sin imaginar que allí comenzaría su calvario, al sufrir en carne propia lo peor que le puede pasar a una persona, en especial a una mujer: Abuso sexual y emocional.
Apenas tenía nueve años, cuando cayó en las garras de su depredador (un primo) que le arrancó su inocencia. Él, al igual que otros miembros de la familia y allegados, la ultrajaban sin importarles el dolor que emanaba de un llanto fruto de una vida totalmente lacerada.
“Ocurrió cuando tenía 9, 10, 11, 12, 13 y 14 años. Con esa edad, no tienes el lenguaje para poder expresar lo que te está pasando. Es por eso que piensas que nadie te va a creer. Y si el abusador es listo, te hará sentir que tú también eres parte de ello. Eso es lo que te impide explicarlo”, revela.
“TÚ NO ERES TUS CIRCUNSTANCIAS, ERES POSIBILIDADES. SI SABES ESO, PUEDES HACER LO QUE SEA”.
Como resultado de aquellas incesantes violaciones, quedó embarazada a los catorce años. Fue un proceso de gestación muy difícil, por lo que su bebé nació con problemas y, al poco tiempo, falleció. Un golpe letal que la ha marcado de por vida.
Su arma de defensa, en es época es la misma que utilizan muchas mujeres cuando son víctimas de abuso: El silencio. A veces no se sabe qué es peor, si la experiencia traumática vivida o el tener que sufrirlo sola en tus adentros, por callar.
Su padre la sacó del infierno en donde estaba postrada, y se la llevó consigo a Nashville, Tennessee. Bajo la estricta tutela de su procreador, Winfrey se convirtió en una destacada estudiante en East Nashville High School, siendo partícipe frecuente de los clubes de teatro y debate, al igual que en el consejo infantil. De ahí, tuvo claro que quería trabajar con personas, al utilizar su voz como lo hacía cuando, de niña, jugaba entrevistando a sus muñecas en casa de su abuela.
Obtuvo el triunfo en el certamen de belleza “Miss Black Tennessee” a sus 17 años. Además, con su talento, impactó a los propietarios de la estación de radio negra local, WVOL, que la contrataron, a medio tiempo, para hacer las noticias. Laboró allí durante su último año de secundaria. Además, el ganar un concurso de oratoria le permitió ingresar con una beca a la Universidad Estatal de Tennessee, una institución históricamente negra, donde cursó sus estudios de Comunicación.
“QUIERO EXPRESAR MI GRATITUD A TODAS LAS MUJERES QUE HAN SOPORTADO AÑOS DE ABUSO Y AGRESIÓN PORQUE, AL IGUAL QUE MI MADRE, TUVIERON HIJOS QUE ALIMENTAR, FACTURAS QUE PAGAR Y SUEÑOS QUE PERSEGUIR, ASÍ QUE QUIERO QUE TODAS LAS NIÑAS QUE ESTÁN VIENDO ESTO SEPAN QUE UN NUEVO DÍA SE ABRE EN EL HORIZONTE, CUANDO ESE DÍA AMANEZCA, SERÁ GRACIAS A MUCHAS MUJERES MAGNÍFICAS’’.
Cinco años más tarde, se cambió de residencia a Baltimore, lugar en el que se hizo presentadora del programa de TV “People Are Talking”, por ocho años. Luego, una cadena de Chicago le propuso convertirla en la anfitriona de su propio programa “AM Chicago”, que después renombró “The Oprah Winfrey Show’’, estrenado el 8 de septiembre de 1986.
Fue en ese mismo año que Oprah aprovechó una de las emisiones de su espacio televisivo para hablar, por primera vez, de las vejaciones de las que fue víctima, motivada por una invitada del programa que admitió ser violada y eso la animó a dar testimonio del víacrucis que pasó.
“Mi primo de 19 años me violó. Yo tenía que compartir la cama con él en casa de mi madre. Me dijo que no lo contara. Luego, me llevó al zoológico y me compró un helado. También lo hizo el novio de mi prima y mi tío favorito. Ellos abusaron de mí desde los nueve, hasta los catorce años’’. Con esta declaración dejó atónito a todo el mundo y, como era de esperase, su familia salió a desmentir los hechos, algo aún más frustrante para ella.
Después de esto, su popularidad creció muchísimo más, al igual que la audiencia del programa, ya que fue sindicado a nivel nacional y contaba con 10 millones de espectadores, por lo que logró recaudar 125 millones de dólares al final de su primer año.
Sin dudas, su programa la colocó en la cúspide del estrellato de la televisión estadounidense, al ser el más visto de toda la historia. Celebridades de diversos ámbitos formaron parte del gran éxito que cosechó, fruto de su exquisito contenido y magistrales entrevistas realizadas. En 2011, hizo la última transmisión en vivo, donde celebró sus 25 años, despidiéndose del público y agradeciéndole por su fiel sintonía durante 25 temporadas.
“HE ENTREVISTADO Y REPRESENTADO A GENTE QUE HA SUFRIDO MUCHÍSIMO EN LA VIDA. LO QUE TIENEN EN COMÚN ES MANTENER VIVA LA ESPERANZA DE UN MUNDO MEJOR’’.
“Amo este programa. Ha sido mi vida y lo amo suficientemente para saber cuándo es hora de despedirse. Veinticinco años se sienten en mis huesos y se sienten directo en mi espíritu. Es el número perfecto, la hora exacta”.
Cabe destacar que, gracias a “The Oprah Winfrey Show’’, obtuvo importantes reconocimientos y galardones. Fue varias veces ganadora del Premio Emmy. Asimismo, CNN y Time.com la consideraron “La mujer más poderosa del mundo’’. Además, fue denominada “la mujer más influyente del mundo’’ por The American Spectator, al igual que “una de las 100 personas que más influyeron en el siglo XX” y “una de las personas más influyentes de 2004 a 2011” por TIME, siendo la única que apareció en la última lista en diez ocasiones consecutivas.
Oprah Winfrey fue investida “Doctora Honoris Causa” por la Universidad de Harvard y, en 2013, condecorada con la Medalla Presidencial de la Libertad, por el expresidente de los Estados Unidos, Barack Obama. En una ocasión, la revista Forbes estimó que su fortuna supera los 2,500 millones de dólares.
Pero esta afamada periodista, presentadora de televisión, productora, empresaria y crítica de libros también ha incursionado en el séptimo arte. Sus trabajos más relevantes se han ceñido al género dramático, estando estrechamente vinculados con la desigualdad de derechos civiles de las personas afroamericanas.
Las actuaciones de Winfrey la han hecho merecedora de nominaciones a los Oscar, Globos de Oro y BAFTA. En 2018, recibió el Premio Cecil B. DeMille, en honor a su trayectoria cinematográfica, entregado en la ceremonia de los Globos de Oro.
Como consecuencia de los acosos sexuales que sufrieron algunas actrices de Hollywood de parte del productor de cine y ejecutivo estadounidense Harvey Weinstein, se creó, en 2017, el movimiento MeToo, que busca empoderar a las víctimas de este tipo de agresión para que denuncien los actos. Oprah es una de sus principales activistas.
La filantropía es una de sus grandes pasiones. Su alma caritativa, la ha hecho involucrarse en diversas causas sociales y llevar a cabo importantes obras benéficas, como el “Oprah’s Angel Network”, que ha recaudado más de 50 millones de dólares para programas de caridad, incluida la educación de niñas en Sudáfrica.
Debido a su altruismo, fue homenajeada con el Óscar Humanitario Jean Hersholt, en el 2011. En su discurso, dijo: “Todos nosotros podemos marcar la diferencia a lo largo de nuestra vida. Todos estamos aquí para ayudarnos”.
Muestra de ello ha sido la donación de 10 millones de dólares que realizó para mitigar los daños a causa de la pandemia del coronavirus que ha azotado al mundo. Parte de esos fondos serán destinados al “America’s Food Fund”, una iniciativa creada en conjunto con Apple Inc, la Fundación Ford, Laurene Powell Jobs y el actor Leonardo DiCaprio.
“Estoy donando 10 millones de dólares en total para ayudar a los estadounidenses durante esta pandemia, en ciudades alrededor del país y en áreas donde crecí’’, manifiesta.
La historia de Oprah Winfrey es realmente digna de admirar. Una mujer de roble que ha roto los estereotipos con su tenacidad y perseverancia. Una luchadora incansable que, desde sus inicios, se propuso a construir un gran imperio y, con este, dejar una huella indeleble en el mundo de la comunicación.
La poderosa Oprah nos deja dos grandes aprendizajes de vida: “Tú no eres tus circunstancias, eres posibilidades. Si sabes eso, puedes hacer lo que sea” y “Hay una lección en todo lo que ocurre y aprender esa lección nos permite seguir avanzando”.
“SOY UNA MUJER QUE SIGUE UTILIZANDO SU VOZ PARA AYUDAR A MEJORAR ESTE PLANETA CON CUALQUIER MÉTODO QUE TENGA A MANO: TUITS, REVISTA, PROGRAMAS, PELÍCULAS, LABORES ALTRUISTAS…”.
