InicioEntrevistasNuestra Señora de la Altagracia: Dos acontecimientos, una misma devoción

Nuestra Señora de la Altagracia: Dos acontecimientos, una misma devoción

REPORTAJE ESPECIAL

Fotos Studio Several, Alcalá Guilamo Photography y fuente externa

Un siglo de la coronación canónica de la Virgen de la Altagracia y cinco décadas de la consagración de la Basílica de Higüey, el santuario de devoción mariana más importante de la República Dominicana.

Recientemente, el pueblo dominicano rindió honor a la mujer más venerada en la historia de la humanidad, la Virgen María, en la advocación de Nuestra Señora de la Altagracia, denominada la protectora de la República Dominicana, en ocasión de cumplirse un centenario de su coronación canónica, que coincidió con el cincuenta aniversario de la consagración de la Basílica de Higüey, el santuario más importante dedicado al culto mariano, el cual alberga la imagen de la Virgen, sagrario de peticiones de los dominicanos.

Con profunda devoción y celo ardiente, autoridades y miles de fieles católicos conmemoraron que el 15 de agosto de 1922, se realizó la coronación canónica de la Virgen de la Altagracia como Reina y Soberana del pueblo dominicano, acontecimiento que marcó un antes y un después de la devoción mariana.

Cabe resaltar que aunque la Virgen está coronada por ser Reina y Madre del Rey del Universo, se utiliza el término “canónica” porque se realiza bajo las normas o cánones de la Iglesia católica. La coronación canónica es un rito litúrgico usado para resaltar la devoción por una advocación mariana, y consiste en la imposición de una corona al icono o imagen escogida.

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Para el mismo, la imagen original de la Virgen de la Altagracia fue trasladada desde la Basílica de Higüey hasta Santo Domingo, donde se dio clausura al Año Jubilar Mariano en una multitudinaria celebración eucarística, presidida por el enviado especial del papa Francisco, monseñor Edgar Peña Parra. En términos históricos, la imagen ha sido trasladada de Higüey a Santo Domingo en cinco ocasiones: la primera vez fue en 1922 para su coronación canónica; en 1944 para presidir las fiestas del primer centenario de la independencia de la República; en mayo de 1955, cuando fue condecorada con las más altas insignias nacionales; en enero de 1979, en la Plaza Independencia por Juan Pablo II, con una diadema. Por último, el pasado 15 de agosto de este año, para la celebración de los 100 años de su coronación.

“Celebrar los cien años de la coronación de Nuestra Señora de la Altagracia es un acontecimiento central para nuestra fe católica y para el pueblo dominicano. En Tatica descubrimos nuestra identidad como nación, una identidad cimentada en los valores humanos y cristianos que nos caracterizan. Ha sido una renovación espiritual de nuestra devoción mariana, y por tanto, de nuestra fe en Jesucristo”, nos manifiesta el presbítero Cristino Guerrero Mercedes, miembro de la misión pontificia del papa Francisco para el centenario de la coronación canónica de la Virgen de la Altagracia.

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Una rosa de oro

En la histórica celebración de los 100 años de la coronación canónica de la Virgen de la Altagracia, el papa Francisco dirigió su mirada a nuestro pueblo y obsequió una rosa de oro a nuestra madre protectora, a través de su representante monseñor Peña Parra, sustituto de la Secretaría de Estado. Se trata de una condecoración otorgada por el papa a personalidades católicas preeminentes, usualmente reinas, y muy especialmente a algunas advocaciones de la Virgen María en momentos especiales, un homenaje muy antiguo creado por el papa León IX en 1049.

“La Virgen de la Altagracia ha sido para el pueblo dominicano fuente de unidad en los momentos difíciles, mano segura que sostiene en las contrariedades que se presentan en el diario caminar”, suscribe el Papa Francisco a los dominicanos.

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Consagración de la Basílica Nuestra Señora de la Altagracia

Recientemente, se celebró el cincuenta aniversario de la consagración de la casa de la Madre Espiritual del pueblo dominicano, la Basílica Catedral Nuestra Señora de la Altagracia, ubicada en la ciudad de Higüey, un acontecimiento que no podíamos dejar pasar por alto. La catedral fue consagrada en el 1972, como parte del ritual católico que se efectúa antes de celebrar los Sagrados Misterios, para, de esta manera, destinar el templo al Culto Divino. Desde entonces se ha convertido en el refugio espiritual de quienes profesan amor y gratitud por la Reina y Soberana de los dominicanos.

Grisuleyda Guerrero
Grisuleyda Guerrero
Periodista, Locutora, Mercadóloga, Comunicación Estratégica y Relaciones Públicas. "Comunicar es mi pasión. Me encanta contar historias de seres humanos que construyen".
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