Fotos: Fuente externa
No es un secreto para nadie que una de las monarquías más famosas del mundo es la británica, por lo que la familia real y la riqueza de la reina Isabel II ha estado expuesta al conocimiento público, durante décadas, siendo objeto de elogios y críticas. Las joyas y castillos que posee la soberana, son el encanto de miles de personas. Sin embargo, debemos destacar que la fortuna de la monarca puede parecer cosa de nada si se compara con las grandes riquezas que ostentan algunos reyes y príncipes de otros continentes.
Tal es el caso de el emir Mohammed Bin Rashid al Maktoum, de Dubai, tiene una fortuna increíble. Su sexta esposa, Haya Bint Al Husein, hermana del rey de Jordania, huyó del emirato el año pasado y le solicitó el divorcio al multimillonario emir. En el pleito de divorcio no solo está en juego la custodia de sus hijos, sino también, un opulento establo de caballos pura sangre, uno de los mejores del mundo. Esta caballeriza forma parte de su garrafal imperio.
En otro sentido, el jeque Jalifa bin Zayed bin Sultan Al Mahayn, de Abu Dhabi es el actual presidente de los Emiratos Árabes Unidos. Su fuerte es el petróleo, pero su patrimonio también se encuentra asentado en los bienes raíces. Cabe destacar que una de las joyas de su imperio es el Hotel Emirates Palace, que dispone de todos los lujos inimaginables, incluida una playa privada.
De igual forma, Salmán bin Abdulaziz Al Saud, rey de Arabia Saudita, es un hombre de 85 años. Parte de la riqueza de este hombre, incluye, un avión de 65 metros de largo en el que caben 460 pasajeros. Asimismo, cuenta con una habitación para él con una escalera eléctrica de desembargo que está cubierta de oro, dos Mercedes diseñados para él y una mansión en Marbella y otra en Tánger.
En su palacio real hay sillas para piscina, inodoros y dispensadores de papel recubiertos de oro. Igualmente, en Arabia se encuentra la empresa más rentable del planeta, que administra petróleo y sus derivados.
