Hoy celebramos el cumpleaños de una leyenda viva del cine estadounidense, que al día de hoy aún es recordada por los escándalos que estuvieron presentes en su vida amorosa.
Fotos: Keystone, Hulton Archive, Globe Photos y Fuente externa
María de Lourdes Villiers Farrow, conocida en el mundo del cine y de la Jet Set como Mia Farrow, nació un día como hoy 9 de febrero del 1945 (76 años). Su aventura con el séptimo arte la inició desde que estaba en el vientre de su madre, la legendaria actriz irlandesa, Maureen O’Sullivan y su padre, John Farrow, un famoso director de cine australiano.
Con apenas dos años tuvo su primera actuación junto a su progenitora en una película que relataba la historia de madres famosas y sus hijos. No obstante, en la década de 1950, tuvo una aparición en el documental educativo sobre la Guerra Fría: Duck and Cover.
De ahí en lo adelante, logró embarcarse en más de cuarenta producciones cinematográficas, por lo que obtuvo numerosos reconocimientos incluyendo el Globo de Oro (y siete nominaciones a esa misma premiación), tres nominaciones a los Premios BAFTA, y ganó el premio a Mejor Actriz en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián.
Asimismo, se destacó por su encomiable trabajo en la labor humanitaria como Embajadora de la UNICEF. Sus últimas ayudas fueron en www.miafarrow.org que contiene una guía informando cómo adentrarse al activismo de Darfur, junto a sus fotos y publicaciones en un blog desde Darfur, Chad, y la República Africana Central.
Su popularidad iba en aumento al ser parte del elenco de la serie Peyton Place, pero acrecentó aún más cuando contrajo matrimonio con ‘La Voz’ Frank Sinatra (Uno de los artistas más influyentes del siglo XX). Se casaron el 19 de julio de 1966. La joven Mia de tan solo 21 años se casó con él, quien ya le doblaba la edad, con 51 años. Ella se convirtió en la tercera esposa del Don Juan del cine y de la música. La boda se llevó a cabo en Las Vegas. Sin embargo, dos años después se divorciaron, aunque se especulaba en aquel entonces que nunca dejaron de tener escapadas románticas.
Se ha establecido que uno de las razones que pudo desencadenar la separación tan rápida del matrimonio fue que su Farrow no pudiera actuar en la película El Detective, ya que ella tenía un compromiso con Roman Polanski en La Semilla del Diablo, por lo que esto no le cayó bien a Sinatra. A causa de ello, él buscó una sustituta nombrada Faye Dunaway la cual hizo su amante. Entre tanto que, por vía de su abogado le envió los papeles de divorcio a Mia y sin oposición ni reproches, esta aceptó su decisión.
Llegado el 1970, se casó con el director de orquesta André Previn, quienes duraron nueve años juntos logrando procrear a tres hijos (Matthew, Sascha y Fletcher), pero no se conformaron con estos retoños y decidieron agrandar la familia con la adopción de otros: Soon Yi, Lark Song y Daisy.
Una década más tarde, conoció a Woody Allen. Justamente, entre 1980 y 1992 se estableció una misteriosa relación que sostuvieron sin casarse. El cineasta y humorista residía en un ostentoso apartamento en la Quinta Avenida de Nueva York, y ella en otro, pero ubicado en frente, cerca de Central Park, dando un rodeo de tres kilómetros.
Se frecuentaban más en la vivienda de él, igualmente, en una casa de campo que Farrow tenía alquilada en las afueras de la capital. A sus hijos biológicos y adoptados fue sumando otros, motivada siempre por su gran espíritu solidario, sobre todo con niños sin hogar, enfermos, desvalidos, todos de ascendencia asiática. Las adopciones llegaron a sumar un decena. Aunque Woody no le prestaba mucha atención a los chicos, sin importar esto, ella lo amaba.
El santo se cayó del pedestal cuando, debido a que una de las niñas llamada Dylan de siete años, le informó a su madre que Allen abusaba de ella sexualmente al tocarle las partes íntimas de su cuerpo, acción que desgarró por completo a Mía Farrow. Este hecho la llevó a poner el caso en manos de su abogada para litigar en contra de Woody y cuando ya el proceso culminaba, el fiscal le explicó que la niña debía fungir como testigo y víctima para ganar y condenarlo como pedófilo a lo que la madre se negó rotundamente para no ver a su pequeña sufrir en un escenario tan tortuoso. Finalmente, el veredicto dictado fue a favor del actor.
Pero las cosas no se quedaron allí, las perversiones de él iban más allá a tal punto que empezó a enamorar a Soon Yi, una niña coreana que la actriz había adoptado estando casada con André Previn. Al momento de ella enterarse del romance, que fue corroborado por uno de los hermanos de la joven, ya Woody pretendía sacarla del hogar para hacerla su esposa.