En un artículo titulado: «Las pérdidas que compartimos», publicado en el New York Times, Meghan Markle reveló que perdió a su segundo hijo tras sufrir un aborto en su casa de Los Ángeles el pasado verano mientras atendía a su único hijo, Archie, de un año.
“Era una mañana de julio que comenzaba tan ordinariamente como cualquier otro día: preparo el desayuno. Alimento a los perros. Tomo las vitaminas. Encuentro ese calcetín perdido. Recojo el lapicero rebelde que rodó debajo de la mesa. Me hago una cola de caballo con mi pelo, antes de sacar a mi hijo de su cuna”, describe Markle.
“Después de cambiarle el pañal – relata -, sentí un fuerte calambre. Me dejé caer al suelo con él (Archie) en mis brazos, tarareando una canción de cuna para mantenernos a ambos tranquilos, la alegre melodía contrastaba con mi sensación de que algo no estaba bien”.
Explica que horas más tarde «yacía en una cama de hospital, sosteniendo la mano de mi esposo. Sentí la humedad de su palma y besé sus nudillos, mojados por nuestras lágrimas. Mirando las frías paredes blancas, mis ojos se pusieron vidriosos».
Explica que horas más tarde, ‘yacía en una cama de hospital, sosteniendo la mano de mi esposo. Sentí la humedad de su palma y besé sus nudillos, mojados por nuestras lágrimas. Mirando las frías paredes blancas, mis ojos se pusieron vidrosos’.
“Sentada en una cama de hospital, viendo cómo se rompía el corazón de mi esposo mientras trataba de sostener los pedazos rotos del mío, me di cuenta de que la única forma de comenzar a sanar es preguntar primero: “¿Estás bien?”, narra Markle en este personal artículo.
“Así que este Día de Acción de Gracias – agrega -, mientras planeamos unas vacaciones como nunca, muchos de nosotros separados de nuestros seres queridos, solos, enfermos, asustados, divididos (…), comprometámonos a preguntarle a los demás, ¿Estas bien?”.
La pareja, desvinculada de la vida monárquica británica, vive en California desde la primavera pasada tras haber residido brevemente en Canadá. Ambos compraron una mansión en el exclusivo barrio de Montecito, en Santa Bárbara (EE.UU.), una ciudad costera situada a unos 150 kilómetros al noroeste de Los Ángeles (EE.UU.).
Es probable que Meghan se haya animado a escribir el artículo a raíz de que se hiciera pública una fotografía donde visitaban el cementerio, dejando flores en una tumba que al parecer es la del bebé que perdieron.
