Nos acercamos a la fecha en la cuál las personas se demuestran más cariño y afecto de lo habitual. Este puede darse entre amigos, en la familia, o con una pareja. Todos los habitantes del mundo estamos expuestos a él, ya sea por simple muestra de amor o amistad, o porqué nos enamoramos.
Los artistas también viven romances, a veces de telenovelas o solo sobre un escenario. Pero no siempre es así, se da el caso de que lo viven realmente. Muchos, antes de ser «famosos» o después de y en este último caso, puede servir de plataforma a la otra persona para darse a conocer por ser pareja de x.
La figura que hoy abordamos tuvo tres grandes romances, el primero de estos antes de ser actriz y luego dos más. Marilyn Monroe o Norma Jeane Baker empezó a trabajar como modelo en el año 1945, y más tarde inició su carrera en Hollywood con su nombre artístico.
EL PRIMER ROMANCE. Fue el 19 de junio de 1942 cuando contrajo nupcias por primera vez, con quien había conocido como un vecino donde vivía. Este primer matrimonio, un policía de 21 años, James Dougherty se dio años antes de alcanzar la fama.
YA CONVERTIDA EN FIGURA. Se casó a principios de 1954 después de una secreta y prolongada relación sentimental con el destacado jugador de béisbol Joe DiMaggio. La relación tomó la consistencia necesaria a partir de que Marilyn empieza a ser considerada una estrella y filma varias películas.
TERCER MATRIMONIO. La pareja se casó en 1956, en una ceremonia durante la que Marilyn aprovechó para convertirse al judaísmo, la religión de su marido, el dramaturgo Arthur Miller. Este acto de convertirse a la religión de su marido es conocido como el efecto Pigmalión. Este consiste en psicología y pedagogía, a la potencial influencia que ejerce la creencia de una persona en el rendimiento de otra.