Fotos: Jeremy Woodhouse y Fuente externa
Los sonidos autóctonos de su folclore
En méxico querido y lindo la fiesta no empieza si no se toca mariachi y mucho menos si no hay una botella de tequila. Esta portentosa dupla hace arder las fibras más sensibles del alma de un mexicano, siendo la fórmula perfecta para ahogar sus penas o hasta celebrar sus más grandes alegrías.
Pero, ¿de dónde surge este ritmo musical que con el pasar de los años ha transcendido fronteras? El mariachi tiene su origen enclavado en el poblado de Cocula, Jalisco. Esta música es fruto del mestizaje cultural producido en México en el transcurso escenificado por la colonia y el virreinato, en cuya época las órdenes religiosas evangelizaban a los pobladores de las regiones a las que arribaban, y por ello, debían entablar relaciones pacíficas con los lugareños de esas zonas.

Esto los llevó a fomentar un vínculo armonioso con los indígenas por medio de la utilización de los elementos que los mismos nativos conocían. Los conocimientos musicales que ellos ostentaban le permitían generar sonidos estructurados a través de instrumentos musicales, esto hizo que los frailes se conectaran musicalmente con los aborígenes, mediante la adaptación de sus elementos traídos de Europa con los ya existentes en la región, generándose así que la música autóctona experimentara marcadas transformaciones.
Cabe destacar que los instrumentos que formaron parte de esta metamorfosis cultural producto de este recién iniciado mestizaje musical fueron esencialmente los de cuerda, entre ellos: violín, guitarra y, posteriormente, el guitarrón y la vihuela.

El mariachi es un símbolo cultural que enaltece con arraigo la idiosincrasia nacional de México