texto Miguel Cunillera fotos Cortesía del entrevistado
EL ESCRIBIDOR.
‘‘De todo lo grande hay que estar apartado para seguir siempre viendolo grande”.
Necesariamente debemos empezar por un gran capítulo de su historia —y de la historia de la música— que usted compuso el pasado abril. Ese mes, por primera vez en sus seis décadas de carrera, subió en solitario a un escenario deleitando al público que ocupó todos los asientos del Teatro Real de Madrid. ¿Qué lo motivó a ofrecer ese y otros recitales, incluyendo el de República Dominicana en el Teatro Nacional?
El encuentro que voy a tener con los dominicanos en su Teatro Nacional, como el que tuve en abril en el Teatro Real de Madrid, está motivado por el deseo enorme que siempre he tenido de sentir cerca el latido de aquellos que se acercaron a mis canciones, y ahora compartirlas y sentirlas juntos… Un privilegio para mí.
Más de 600 canciones. Éxito tras éxito, tras éxito… La banda sonora de la vida de incontables personas, de dos, tres, cuatro generaciones, están repletas de sus temas. ¿Nos revela el secreto?
El único secreto, y es vox populi, sería que ese halo, esas vibraciones, esa esencia que construye nuestro espíritu, nuestra sensibilidad, con la que todos nacemos, sea propicia para imaginar, para sentir, para dibujar esas palabras y esas melodías; y mucha constancia, mucha. En una de las últimas canciones que le escribí a Raphael, decía:
“Imité el esfuerzo, la constancia de las olas que desgastan a las rocas siendo agua nada más…”
Ha dicho que sus canciones nacen en diferentes lugares, que no las crea en un sitio en particular, sino que surgen aquí y allí y allá. Una curiosidad: ¿ha soñado canciones? ¿Despertó alguna madrugada con algo en la cabeza que se apresuró a anotar?
Pues sí, he llegado a soñar canciones que en el mismo momento de despertar he anotado; siempre hay lápiz y papel en la mesilla. Y por supuesto que la canción no está en el piano, ni en el instrumento de cada uno, sino en ese preciso lugar donde te cruja el alma y, desde luego, mucho mejor cuando se va hacia algo deseado, que cuando se vuelve.
Hace poco escuché un arreglo de la agrupación argentina Attaque 77, una versión punk de Soy rebelde, ese tema de su autoría que Jeanette popularizó en 1971. ¿Alguna vez ha escuchado un cover de una de sus canciones que le haya sorprendido de manera positiva? ¿Un arreglo completamente distinto al que usted concibió y que le haya gustado?
La verdad es que disfruto con las versiones que llego a oír de mis canciones, que son centenares, y rara vez no me parecen mejor que las originales que yo mismo orquesté y dirigí; recuerdo una memorable de Lágrimas, de mi admirado Romeo Santos; una reciente, precisamente, de Soy rebelde, por Yotuel; la versión que hizo mi querida diva, Gloria Trevi, de Como yo te amo; o de Procuro olvidarte, en inglés, Michael Bolton en los primeros premios de La Musa de Miami, hace diez años ahora; o la magnífica versión reciente de Se nos rompió el amor de Bisbal.
Muchos de los mejores vocalistas de España e Iberoamérica han interpretado sus canciones. Raphael, Rocío Jurado, José José, Nino Bravo, José Luis Rodríguez, Luis Miguel, David Bisbal, Alejandro Sanz… Y ha expresado su deseo de trabajar con Pablo Alborán, un gran talento actual. ¿Hay algo en marcha ya?
En esta quinta juventud que vivo, ¡pido licencia a todos!, quisiera escudriñar los corazones de los divos que me entusiasman, y gatear por ellos y arrancarles las debilidades y fortalezas más escondidas y airearlas a los cuatro vientos. Ya me estrené con ese genio único que es mi ahijado de bautismo, Alejandro Sanz, y toda su legión de fans celebraron como suya la canción que le escribí, Y ya te quería…
Ahora voy como un lobo a escudriñar el muy sensible corazón de Pablo Alborán. Debe haber espinas muy profundas. Después…
Por último, nos gustaría saber si, entre recital y recital, está componiendo algo nuevo…
Procuraré tener pocos encuentros en teatros con ese público que señalaba al principio y ya no solo por las emociones inevitables que tanto afectan a estas edades, sino por seguir llevando mi rutina.
