P.S.IT’S FANCY.
Es un esclavo de la literatura; sus páginas, sus palabras conforman el absoluto de su inspiración. Lo que lee, lo convierte en calzado. Porque no cree en la moda traducida a lo efímero de las tendencias, sino en la magia de los sentimientos y las interpretaciones, sin importar lo que determinen los tiempos. Su misión es elevar a las mujeres, por eso apostó a la elegancia de los stilettos en una década –los 70– donde las plataformas voluminosas parecían dominar el mercado; y todavía hoy, aquella propuesta continúa cautivando escena.
En todas sus colecciones, cada zapato cuenta una historia, una vivencia distinta. Esta temporada, sus puntos de partida van desde Constantin Brâncusi, el pionero escultor moderno del siglo XX, para la creación de un tacón arquitectónico único, hasta la serie Claudine de la escritora francesa Colette y su esposo Henry Gauthier-Villars, inspirándose en los vestidos de cuello negro usados por la misma Claudine, para los apliques de algunos diseños.
CCIOLO
Las expresiones artísticas son un referente continuo en sus colecciones y en este caso lo fue la arquitectura.
PARALDA
Su pasión por el cine y las flores es lo que ha dado vida a estos vibrantes estampados.
PORISKOVA
Los uniformes y las reglas de vestir en Europa Central en el siglo XV, fueron musa de su imaginación.
HANGISI FLORAL
Las rosas simbólicas de «La Flor de mi Secreto» y «Volver» de Pedro Almodóvar, inspiraron este estampado floral.
JOSIMA
Es un homenaje a los trajes y accesorios napoleónicos.
PLYAV
Un tributo a África, sus paisajes, animales e historia es lo que mueve estos «prints».
GIGINA
Constantin Brâncusi, el pionero escultor moderno del siglo XX, fue el punto de partida de este tacón arquitectónico.
METRODORA
Sumergido en la serie Claudine y esos vestidos de cuello negro, crea los apliques para esta pieza.
PALMIRYS
La arquitectura de Giuseppe Roberto Martinenghi, en particular los diseños modernistas de sus pasillos de Milán, inspiraron esta pieza.
GIMENTA
Su pasión por la horticultura rara vez se ausenta, en esta ocasión la línea festoneada de las hojas de la planta de agave son la evidencia.
DIAGHISAN
Los famosos, atrevidos y majestuosos trajes de los húsares, son reinterpretados en forma de sandalia.
Editorial.
“Belleza” es la palabra más importante de todo el diccionario para él. Es que la ve en todos lados, desde las danzas tradicionales en las calles de su natal La Palma, en las Islas Canarias, España; hasta las vitrinas, las luces, el idioma del Londres que le vio convertirse, por accidente –y una conversación con Diane Vreeland, editora de Harper’s Bazaar y Vogue de la época– en el gran artista de los zapatos.
Es así, Manolo Blahnik se ha declarado víctima de perseguirla. Lo hace casi tanto como a la tradición, esa que le presentó Luchino Visconti, el aristócrata y director de ópera y cine italiano; cuando estudiaba arte y escenografía en París y le preguntó el motivo de hacer siempre cine de época, a lo que le respondió: “Hago cine de época porque sin la tradición no somos nada” y desde entonces lo adoptó como lema de vida.
Los lagartos del jardín de su casa de infancia fueron sus modelos, a ellos les hizo su primer par. Para él, los zapatos son una segunda piel, darle forma a ellos, es darle forma a un paso y ese es su mayor compromiso. El mismo por el que fue reconocido por la reina Isabel II como “Comandante honorario del Imperio Británico” por su contribución a la moda británica; también el que supo conquistar las calles de New York junto a Carrie en Sex and The City y que hizo historia en los pies de Marie Antoinette, el filme.
De personalidad magnética, apasionada, meticulosa y perfeccionista celebra 48 años de una carrera igual de intensa y comprometida y es su más reciente colección la que colocamos hoy en escaparate (Showcase).