La experiencia de dirigir documentales de protesta por el medio ambiente
En un mundo donde la naturaleza clama por ser escuchada, los documentales ambientales surgen como poderosos portadores de su voz. Estas producciones no solo informan, sino que tocan las fibras más profundas de nuestro ser, despertando una conciencia dormida y una urgencia compartida por proteger nuestro hogar común: la Tierra.
Imagina por un momento estar sentado en la oscuridad de una sala de cine, rodeado de extraños que, al igual que tú, buscan una conexión con el mundo natural. La pantalla se ilumina con paisajes majestuosos: bosques frondosos, océanos vastos y misteriosos, criaturas que habitan rincones remotos del planeta y objetos cotidianos que se vuelven nuestros enemigos. A medida que la narración avanza, una mezcla de asombro y tristeza te invade. Te enfrentas a la realidad de la deforestación desenfrenada, la extinción de especies y una contaminación descomunal. Es en este punto donde el poder de los documentales se revela en toda su magnitud.
En la pantalla grande dominicana tenemos personas, como José María Cabral, que nos llevan a través de un viaje en donde vivimos la cruda realidad del medio ambiente y nos vemos cara a cara frente a la problemática, como lo es Vertedero Reality, Isla de Plástico y su última creación Tumba y quema, todas de este director dominicano.
A través de sus proyectos, este cineasta trata de crear conciencia sobre el desafío más crucial que puede tener la humanidad y el planeta en este siglo XXI: la crisis medioambiental. Su objetivo es dar a conocer estos lugares y retos a los que nos enfrentamos y sembrar en nosotros esta semillita que nos haga despertar y tomar acción ante este fenómeno que tanto nos afecta.
A parte de un gran director y cineasta, este creativo explora y se expone a lugares que no solemos ver y en los que no queremos entrar. “Soy un director de cine que le inquieta el cine ambiental, pero también, en mi vida personal, trato de ser coherente con ese discurso”. Cada una de las experiencias vividas durante la creación de documentales le ha llevado a un estilo de vida inclinado hacia la protección medioambiental, y hasta le han arrojado ideas para futuras producciones. “Luego de Isla de plástico, me di cuenta que había un problema quizás hasta más profundo y grave, que es el tema de las áreas protegidas y los parques nacionales, y ahí fue donde decidí que ese era mi siguiente tema a tratar”.
De aquí nace Tumba y quema, un documental que hace un llamado a la conciencia sobre la problemática de la tala y quema de bosques en la República Dominicana. Esta práctica es altamente destructiva y causa impactos negativos en el medioambiente, la economía y la sociedad. A través de entrevistas con expertos y habitantes de la zona, el documental presenta una visión completa de los efectos de esta práctica y hace un llamado a la acción para detenerla.
Con esta narración visual, nos damos cuenta de que cada pequeño gesto cuenta, que nuestras decisiones diarias tienen un impacto y que juntos podemos hacer la diferencia. Es esta transformación interna la que convierte a los documentales en catalizadores de cambio. No solo buscamos entretenernos, sino educarnos y, sobre todo, inspirarnos. Cabral nos comenta que podemos comenzar a hacer un cambio con lo que controlamos, lo que compramos, lo que consumimos, lo que usamos, lo que desechamos, eligiendo representantes que velen por el medioambiente y dividiendo los residuos en casa, lo que les facilita el trabajo a los buzos o recicladores informales.
El efecto de un buen documental trasciende la pantalla. Una vez que las luces se encienden y el público se dispersa, las imágenes y mensajes persisten en nuestra mente. La semilla de la conciencia ambiental ha sido plantada. Empezamos a cuestionar nuestras acciones, a buscar alternativas más sostenibles y a unirnos a iniciativas que promuevan la conservación del planeta. Cada fotograma, cada historia, cada llamada a la acción, nos recuerda que todavía hay esperanza. La naturaleza tiene una capacidad increíble de regeneración, y nosotros tenemos el poder de ser parte de esa recuperación.