Fotos: Fuente externa
Los relieves montañosos se alzan con esplendor en las alturas de Nueva Escocia y se entremezclan con el mar para dar entrada a uno de los panoramas naturales más suntuosos que existe en el mundo, originándose así la isla del Cabo Bretón, que se enlaza con Canadá por una carretera elevada de un kilómetro y medio, ofreciendo a los lugareños y turistas un espectáculo visual inigualable.
Uno de los atractivos más fascinantes de este destino paradisíaco es el Cabot Trail, una pintoresca carretera de dos carriles con forma de serpiente que atraviesa el Parque Nacional de las Tierras Altas del Cabo Bretón, donde las frondosas colinas verdes y los rojos acantilados oxidados se encumbran sobre las escabrosas playas.
La diversidad de la cultura celta se conjuga con el francés canadiense para crear un legado isleño compartido que se celebra en festivales y eventos comunitarios en los pueblos y aldeas de la isla. En estos encuentros festivos, los visitantes tienen la oportunidad de degustar de la oferta gastronómica que empalma lo tradicional con lo moderno, incluyendo las las tradicionales cenas comunitarias de langosta.
No podemos dejar de lado a lugares imperdibles, como lo son: el Parque Nacional Cape Breton Highlands y el Camino de Cabot que lo bordea. Pero, si le interesa algo mucho más histórico, pues la Fortaleza de Louisbourg es el espacio ideal para llenarse de la interesante historia que alberga ese islote, este lugar data del siglo XVIII, y fue la capital de una colonia francesa y que hoy día es un museo de historia viva.
No obstante, si eres de los que prefiere tener contacto directo con la naturaleza, entonces las rutas de senderismo que atraviesan el parque nacional, desde el que se puede acampar, y también, disfrutar de la exuberantes playa de Ingonish.
