Los modelos de autos británicos son menos frecuentes que los estadounidenses, pero ayer los coleccionistas y propietarios de este tipo de coches tuvieron la oportunidad de oro para hacer rugir sus modelos de Jaguar, Triumph y Austin-Healey y dar así la bienvenida al príncipe Carlos y la duquesa de Cornualles, Camilla, quienes se encuentran de visita oficial en Cuba por primera vez desde que estalló la revolución.
El propio heredero del trono británico y su mujer participaron en una demostración de coches deportivos británicos en el centro de La Habana. Con la duquesa Camilla como copiloto, el príncipe Carlos, propietario de un antiguo Aston Martin DB5 Volante que su madre le regaló por su 21º cumpleaños, condujo ayer un bonito coche de MG Motors, una marca de coches británica fundada en 1924.
El modelo concreto que les prestaron databa de 1953, posiblemente un guiño al año de coronación de Isabel II. Se trataba, además, del coche que tuvo el embajador de Reino Unido en Cuba antes de estallar la revolución.
A la duquesa de Cornualles, muy a tono con los colores de La Habana con un vestido menta de Anna Valentine, le preocupó lo familiares que le resultaban todos los coches que participaron en la exhibición. “Me acuerdo de casi todos estos coches. ¡Qué vieja soy!”, bromeó.
Animados por las canciones de Los Beatles, el príncipe Carlos y su mujer visitaron la plaza de John Lennon y posaron en un banco junto a una estatua del cantante y compositor. Un día de anglofilia chapada a la antigua de los que le gustan pasar al futuro rey de Inglaterra, aunque él preferiría hablar de clásicos.