Texto: Juana Cabrera Fotos: Fuente externa
REPORTAJE ESPECIAL.
“Transformación” podría ser la palabra que mejor identifica la realidad actual de la Comuna 13, en Medellín. Allí, el arte arropa las paredes, contando la historia de su sociedad, la belleza natural que les caracteriza y las costumbres que abrazan, una especie de galería de arte urbano al aire libre. Sin embargo, no siempre fue así.
Empezó con un proceso de urbanización no regulado que condujo a una alta densidad poblacional, con reducido espacio público. En poco tiempo, llegó a convertirse en el lugar más peligroso de Medellín, con un clima de violencia y falta de recursos, pero los programas sociales implementados desde el 2002 dieron resultados más que satisfactorios, llevando a esta comuna a ser un referente de resiliencia.
La metamorfosis de este destino en Colombia hace que las visitas sean de un turismo de superación, llamando la atención de gran cantidad de turistas.
Esta realidad ha sido posible, principalmente, por tres factores: las escaleras mecánicas, que son eléctricas y gratuitas, y han mejorado el acceso y movilidad; el arte callejero que, con estilos particulares, sustituyó lo indeseable con color; y la inversión social, que ha alejado de la violencia a muchos jóvenes.
El arte callejero que, con estilos particulares, sustituyó lo indeseable con color, y la inversión social, que ha alejado de la violencia a muchos jóvenes.