Fotos: Julio César Peña
ALTRUISTA.
«Juventud, divino tesoro”. Hemos tenido la oportunidad de conocer a una joven visionaria que, a pesar de ser egresada de Ingeniera Industrial en INTEC, se motivó a ayudar a personas necesitadas, convirtiéndose así en toda una filántropa. En el 2015, creó la Fundación Jompéame, desde donde ha aunado esfuerzos para brindar una mano amiga a los más desfavorecidos de nuestro país. La plataforma está destinada a la recaudación de fondos que sirven para contribuir al mejoramiento de la calidad de vida de los dominicanos que viven en extrema pobreza o que ostentan alguna enfermedad que no pueden tratar por la falta de recursos económicos.
Cuéntenos, ¿cómo nació la idea de crear a Jompéame?
Nació en un evento de emprendimiento llamado Startup Weekend. Inicialmente, era una plataforma que quería recaudar donaciones para fundaciones y otros proyectos de la misma naturaleza, pero que terminó siendo una fundación sin fines de lucro.
De esta fundación, ¿cuáles valores usted puede destacar?
Generosidad, honestidad, respeto, empatía, compasión y amor.
Hemos sido testigos de muchas historias tristes. En ese sentido, ¿cuáles entiende que más le han conmovido?
La de una señora llamada Daysi, que su casita estaba en muy mal estado y la gente se burlaba de ella. Me conmovió porque, cuando vives o socializas en un sector más alto que el tuyo, te hacen bullying. Esto me pasó en el colegio y hasta la universidad, pero, al final, terminó siendo una historia feliz porque obtuvo una casita digna para ella y sus tres hijos.
¿Considera que la receptividad que han tenido, por parte de las personas, conforme al objetivo de Jompéame, ha sido satisfactorio hasta ahora?
Sí. Nos sentimos muy felices por el apoyo que Jompéame ha recibido, y es un proyecto que ya no es de nosotros: es de todos los dominicanos. Han cambiado la calidad de vida de muchos ciudadanos de escasos recursos.
¿Cómo se siente al ser parte de esta positiva transformación?
Es un camino difícil porque la transformación social conlleva trabajo, pero, a la vez, es muy gratificante. En especial, cuando se ven el antes y después.
Hasta el momento, ¿qué ha sido lo más desafiante, dentro de la fundación, concerniente a las causas sociales que desarrollan?
Como mencioné antes, la ayuda social es difícil. Ha sido retador: ir a lugares muy complicados de llegar, ver enfermedades que han lastimado a tantas familias dominicanas y que nadie merece tenerlas, o siquiera afrontarlas, escuchar testimonios de injusticias, entre otros. Pero todo esto es parte del camino. Para nosotros, honestamente, lo más difícil en todo este tiempo fue lo pasado con la Procuraduría General de la República.
En tenor del percance que hubo con el Ministerio Público por un contenido en la plataforma, ¿cómo piensan tratar los casos de niños, de ahora en adelante?
Como siempre lo hemos hecho: con respeto, amor y compasión. Trataremos de no abordar de la misma forma casos de niños en donde hubo algún tipo de abuso. Pero hay que seguir ayudando de una forma u otra, porque el silencio es lo peor que hay para los afectados.
¿Cuáles son sus próximos proyectos? ¿Si tiene pensando alguna alianza con otra institución?
Ahora mismo, lo que queremos es seguir trabajando día tras día con nuestras causas. Estamos muy agradecidos por las empresas, personas e instituciones que actualmente nos apoyan.
