PERSISTENTE
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Jean-Luc Martínez es un ejemplo fehaciente de que poco importa de dónde venimos, lo que realmente tiene valor es hacia donde vamos. Sus orígenes humildes no fueron barrera para llegar hasta la dirección del museo más conocido y visitado del mundo: el Louvre.
Bajo sus hombros descansa la responsabilidad de, junto con su equipo de casi 3.000 personas, hacer funcionar este inmenso y antiguo palacio, por el que hoy, millones de personas se dan cita para apreciar obras tan interesantes como la Monalisa (solo por citar un caso), y de igual modo dirigir la extensión del Louvre en Abu Dabi, apertura que constituye uno de los acontecimientos más significativos, luego de Martínez llegar a la dirección. Antes de comenzar a ocupar este importante curul, Martínez ya era parte del Louvre.
Su amor y gran pasión por Grecia su historia y su cultura, le llevaron a dirigir el departamento de antigüedades griegas, etruscas y romanas del museo, desde 2007 hasta 2013, cuando tomó la dirección del Louvre. Jean-Luc Martínez es una persona destacable, no solo por el rol que hoy desempeña, sino por sus hazañas de vida. Él ha escalado a fuerza de voluntad y paso tras paso, peldaños de gran grosor. Es el primer bachiller de la familia Martínez, una de emigrantes españoles que se dedicó a la conserjería y que se asentó en el área menos favorecida de Seine Saint-Denis en el norte de París. Pero, el modesto descendiente tuvo la visión de que podía llegar lejos, sí, muy lejos.
Inició como maestro de historia en un instituto del suburbio en el que creció, para luego ingresar a la Escuela Francesa de Atenas, al tiempo que cursaba historia del arte y arqueología en la escuela de la entidad que hoy direcciona, en la que también fungió como maestro de las mismas asignaturas, convirtiéndose, además, en catedrático de diversas universidades parisinas. Otra de las misiones importantes de su vida, fue participar en las excavaciones de Delfos y ser miembro de varios consejos científicos. Dominando a la perfección el griego antiguo y moderno, el inglés, el latín, el español, el italiano y el alemán, Jean-Luc Martínez nos deja muy claro que cuando se quiere, se puede.