Por Jacqueline Viteri, experta en etiqueta, miembro de la Academia Internacional de Ceremonial y Protocolo (AICP). Fotos Svetikd y Cavan Images
La noche tiene que ser buena para todos, incluidos los anfitriones. Para lograrlo, los buenos modales de los participantes son imprescindibles, sin olvidar las responsabilidades de cada uno.
Anfitrión
Invita con suficiente tiempo de antelación. Al menos una o dos semanas antes, vía telefónica o en persona para compartir ideas y tradiciones que pudieran poner en práctica ese día.
Pide ayuda, delega funciones. No tienes que ser experto en todo. Asistencia en la decoración, aporte de actividades de entretenimiento, confección de alimentos, pueden ser de gran ayuda.
De ti depende el humor de la noche. Organízate, cuenta con un plan A y un plan B. Tu esfuerzo será vital, pero olvida la perfección. Si luces alegre, así se sentirán todos.
Debes ser puntual. Todo debe estar listo a la hora convocada, te toca recibir a los invitados en la puerta. Si hay un nuevo integrante en la familia recuerda su nombre.
Generosidad, cortesía y simpatía deben reinar toda la noche. Esto será lo que más recordarán tus invitados. Es mejor pecar por exceso que por defecto.
Otros detalles: además de buena comida y bebida, asegura espacio para estacionamiento, asientos cómodos, buena iluminación, adecuado volumen de la música, baños bien surtidos.
Invitado
Ofrece tu ayuda, no la limites a comida. Puedes ser el DJ de la noche, traer impresa la clave del wifi o llegar más temprano para ayudar a cargar el cerdo ¡de la caja china a la mesa. Sé creativo, mantén una actitud colaboradora.
La ley en tu casa no es ley en casa ajena. Evita comentarios que se puedan interpretar como críticas al anfitrión.
Trae un regalo para la familia anfitriona, como flores, bebidas o comestibles, para ser consumidos otro día. Esto no cuenta como tu contribución a la cena.
Agradece. El anfitrión quedará encantado al escuchar, al siguiente día, tu agradecimiento vía telefónica o leer esas palabras en una tarjeta manuscrita o mensaje de texto.
Sentar a la familia a la mesa es más sencillo que con amigos, pero recuerda que los abuelos deben ocupar los asientos de invitados de honor al lado de los anfitriones. Al concluir la cena, una agradable tertulia puede continuar en otro salón. No olvides el champagne o la cava ni los turrones.
En Nochebuena todo es especial, y más aún porque se disfruta en familia.
