fotos Jonathan Leibson, Toni Anne Barson Archive, Don Arnold y Jack Vartoogian y fuente externa.
Seguramente, la ópera siempre supo a qué seres donaría mucho de su esencia y en qué voces depositaría el magnífico don de tocar los recovecos más sensibles del alma de sus fieles apasionados. Estos artistas, vestidos con telas de entereza, saben aprovechar como nadie cada escenario, con el fin de mostrarle al mundo todo el respeto y devoción que sienten por su profesión.
La excelencia es su estandarte, por ello, sus voces, con el paso del tiempo, siguen resonando con más potencia. Sus carreras guardan miles momentos de éxito, pero también noches oscuras, que le impulsaban a continuar brillando, pues ya era su destino escrito. Si alguien conoce de adversidades, ése es el tenor italiano Andrea Bocelli, quien perdió el
sentido de la vista a los 12 años. Esto jamás fue un obstáculo para perseguir su sueño: ser cantante de ópera, pero no faltaron los que intentaron convencerlo de que renunciara a este anhelo, mas su espíritu inquebrantable fue su escudo. Hoy, Bocelli es reconocido como uno de los cantantes liricos más prolíficos y populares de su generación, con 80 millones de discos vendidos en las últimas dos décadas, todo un digno ejemplo de superación.
“Pienso que una vida dedicada a la música es una vida bellamente empleada y es a eso a lo que he dedicado la mía”, así expresó, en algún momento, el tenor italiano Luciano Pavarotti, considerado el más celebre cantante de ópera del siglo XX. Su talento lo hizo ser merecedor de los más altos reconocimientos en el ámbito operístico. A trece años de su partida física, su valioso legado musical continúa siendo atesorado como gran referente.
Conocido internacionalmente por formar parte del trío Los Tres Tenores, junto al italiano Luciano Pavarotti y al madrileño
Plácido Domingo, José Carreras, oriundo de Barcelona, ciudad de espíritu propio, ha sido aplaudido por los públicos más exigentes, gracias a sus magistrales interpretaciones en obras de los maestros Verdi y Puccini. A lo largo de su trayectoria, ha recibido significativos reconocimientos como la Medalla de Oro de la Generalidad de Cataluña en 1984 y el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1991.
Reconocida actualmente como una de las “grandes divas de la ópera”, la soprano rusa Anna Netrebko ha dejado el alma en cada escenario en los que se ha presentado. Su grandiosa voz y belleza física han sido sus mejores armas.
Otro cantante de ópera que ha logrado destacar de manera increíble desde su debut en la Metropolitan Opera de Nueva York con La Traviata, en el 2006, es el tenor alemán Jonas Kaufmann, quien se ha consolidado como una estrella indiscutible de la lírica del siglo XXI y es considerado el más importante tenor alemán desde Fritz Wunderlich. Luego de pasearnos por las historias de estos irrepetibles talentos, una vez más, podemos confirmar que, para cantar ópera y dejar huellas, hay que entregarse a ella en cuerpo y alma.