Hace hoy 90 años del nacimiento en Filadelfia de Grace Patricia Kelly, hija de un empresario de la construcción y una educadora y exatleta. Fue la tercera de los cuatro hijos y, sin duda, la que se convertiría en la más famosa de la familia. No solo porque llegó a ser una de las actrices más exitosas de la época (ganando el Oscar a la mejor actriz por su papel en la película ‘The Country Girl’), sino porque a los 26 años, en la cima de su carrera, lo dejó todo para casarse con Rainiero de Mónaco y convertirse en princesa.
Grace pasó de ser un mito de la industria cinematográfica a un icono de la monarquía europea. Tuvo tres hijos (igual de virales que ella misma) y un accidente que truncó su vida un verano de hace 32 años.
El 13 de septiembre de 1982, la princesa Grace Kelly sufrió un accidente de coche cuando regresaba al palacio de Montecarlo junto a su hija Estefanía. Debido a una serie de engañosos comunicados oficiales –el cirujano jefe del hospital los calificaría de “basura” años después en el ‘New York Times’–, el público no fue consciente de la naturaleza del incidente ni de la gravedad de las heridas de la princesa actriz.
Pasadas las diez de la noche del siguiente día, se confirmaban los peores presagios: la esposa del príncipe Rainiero expiraba en la clínica a la que había sido trasladada, víctima de una hemorragia cerebral y vascular.
Las incógnitas que rodearon su trágica muerte siguen vigentes incluso hoy en día. ¿Por qué no se la trasladó al hospital de Niza? ¿Tenía el coche un problema de frenos? ¿Conducía la madre o la hija, de 17 años entonces, como declaró haber visto un granjero que acudió a socorrerlas tras el accidente? ¿Discutieron ambas fuertemente antes del accidente?
En el libro ‘Rainier and Grace: An Intimate Portrait’, Jeffrey Robinson recoge el testimonio de Carolina con las palabras que le contó su hermana Estefanía poco después del accidente, en el que sufrió heridas de consideración y corrió riesgo de quedarse paralítica. “Estefanía me dijo: ‘Mamá me decía todo el rato que no podía frenar, que los frenos no funcionaban’. Me dijo que mi madre estaba en un estado de pánico. Así que Estefanía tiró del freno de mano, pero el coche no se detuvo”.