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Giancarlo Giammetti: La cabeza detrás del imperio

Giancarlo Giammetti: La cabeza detrás del imperio
ROME, ITALY - MAY 22: Giancarlo Giammetti attends the 'La Traviata' Premiere at Teatro Dell'Opera on May 22, 2016 in Rome, Italy. (Photo by Ernesto Ruscio/Getty Images)

Co-Fundador de Valentino.

Giancarlo Giammetti: La cabeza detrás del imperio

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texto María J Sued  fotos Jeff Spicer/BFC

Al final, lo único que nos queda son las fotografías para recordar momentos extraordinarios y poder vivir a través de ellas. Y qué mejor forma de poder contarle al mundo la extraordinaria vida que has vivido, la que muchos quisieran poder haber experimentado aunque fuese solo una vez, con un scrapbook lleno de polaroids que, hoy en día, valen más que mil palabras, como lo hizo el tan privado Giancarlo Giammetti en su libro Private

Muchos recuerdan solo su rostro y otros ya lo conocen más a fondo. Pero, para todos en la moda y los negocios, Giancarlo Giammetti es un italiano de nacimiento pero con una nacionalidad mundial, debido a su trayectoria en lo que podemos llamar “La Dolce Vita”, un joven que, a lo mejor, nunca se imaginó que le tocaría vivir la vida que, hasta hoy en día, ha tenido: llena de privilegios, por su excelente labor y enfoque en los negocios. Nació en Roma en los años 40, y es allí mismo donde le toca vivir su juventud, en los glamorosos y más libres años 60, en una de las ciudades que servía de protagonismo para la mayoría de películas de la época. 

El empresario inició sus estudios de arquitectura, sin embargo, siempre estuvo rodeado de un aura de sofisticación que, hoy en día, lo identifica, donde se paseaba por cafés y podía ver estrellas como Sophia Loren, hasta la mismísima Elizabeth Taylor quien luego se convertiría en íntima amiga. Y fue ahí, justo de esa misma manera en la que siempre apreciaba la exquisita vida y costumbres europeas, donde su vida cambió para siempre. 

Es en un café donde Giammetti conoce a quien se convertiría en más que un compañero de vida, un aliado para el resto de sus años, tanto en las buenas como en las malas. Su nombre era Valentino y ambos coinciden en el llamado “Café de París” de la ciudad de Roma. Se reunieron a principios de las vacaciones de verano, donde luego reconectaron en la ciudad de Capri. Allí, el diseñador Valentino terminó de convencer a Giancarlo de que debían unificar sus fuerzas para construir el imperio que hoy se conoce como “Valentino”.

El mismo Giammetti ha indicado que al, principio, nada fue color de rosa. La marca Valentino, en aquel momento, no estaba en su mejor disposición económica y tuvieron que declararse en la quiebra, para luego iniciar una nueva etapa donde ambos formaron parte equitativa de la empresa, lo único que, en este caso, Giancarlo se encargaría completamente de los negocios ya que, como el mismo Valentino ha indicado, nunca fue bueno para ello. 

A pesar de que coincidieron en algún momento como pareja, Giancarlo y Valentino decidieron poner sus diferencias de afección hacia un lado y apostar por su relación que, más que negocios, era de familiaridad, confianza y respeto el uno hacia el otro. El mismo Giammetti ha explicado, en ocasiones anteriores, que no fue una tarea fácil de lograr pero lo han mantenido por 3 décadas seguidas. 

Sin ninguna experiencia alguna en el mundo de la moda, y este que apenas estaba empezando a crecer, Giancarlo se vio en la necesidad de empezar a innovar y apostar por lo que sus instintos le indicaban. Para el empresario  “los años 70 fueron de mucha diversión, pura creatividad y dar a conocer lo que era Valentino, los 80 fueron la época de hacer dinero con el llamado licensing creando, de esta forma, la locura por la logomanía. Ya los 90 fueron el momento perfecto para convertir el nombre ‘Valentino’ en una marca de reconocimiento global, como lujo. Donde nace la conglomeración de la marca”.

Su amor hacia su trabajo fue parte del motor para el crecimiento de “Valentino”, la marca. Se consideran pioneros en muchos aspectos de la moda, desde cambios en la forma en cómo se proyectaba la ropa a través de la publicidad, hasta los mismo desfiles de modas. El dúo de Valentino y Giancarlo fue el precursor de muchas tendencias innovadoras en aquel momento que se han mantenido hasta hoy en día. 

Para quienes le conocen de cerca, la amistad y el amor familiar son de las cosas que más le importan. Por ello, muchos de sus clientes se han convertido en sus amigos cercanos y es de esta misma forma que incluye en su libro toda una sección de las grandes relaciones que ha podido crear y mantener a lo largo de sus años, característica que también se mantuvo en enfocar en la empresa. 

Sin embargo, todo llega a un final. Con una vida llena de privilegios e inimaginable, hasta para él mismo, llegó el momento en que Giancarlo y Valentino decidieron dar un paso hacia atrás y vender su más preciado tesoro. Giancarlo Giammetti explicó que ya era tiempo de retirarse del mundo de la moda y los negocios. Ambos habían hecho un trabajo excepcional en el que estarían dejando un legado al mundo y generaciones por venir. Además, como el mismo Valentino también había dicho, era tiempo de marchar aun cuando la habitación estuviese llena. 

Este personaje tan privado y al que todos catalogaban como “La Oveja detrás de Valentino”, sobrenombre que él mismo ha reconocido, indicó que fue un final maravilloso, justo como debía de tener el cuento de hadas por el que tanto lucharon y se esforzaron él, como el diseñador Valentino. Su celebración final para concluir, más que una etapa de sus vidas, se llevó por todo lo alto, justo como lo saben hacer, fue el cierre con broche de oro que mostró todo lo que ambos significaron para la moda, cultura y los negocios.