texto Joel Peralta fotos Cortesía de las entrevistadas
La infancia es una de las etapas más importantes en el desarrollo de los seres humanos y el crecer con animales es una experiencia que deja una huella imborrable en la vida de una persona. El poder interactuar con una mascota y otros animales no solo proporciona compañía y diversión, sino que también enseña lecciones valiosas sobre la vida, la responsabilidad y la empatía. Pero el crecer rodeado de caballos es más que una simple afición; es una experiencia que deja huellas imborrables en la vida de quienes tienen la fortuna de hacerlo. Desde pequeños, los niños que interactúan con estos majestuosos animales aprenden valiosas lecciones sobre responsabilidad, empatía y conexión con la naturaleza.
La relación entre un niño y un caballo es emocionalmente profunda, ya que los caballos son sensibles a las emociones humanas. Esta conexión fomenta la empatía y la comprensión de los sentimientos ajenos. La equinoterapia se basa en esta relación, ayudando a mejorar el bienestar físico y emocional de las personas. A través de la interacción con los caballos, los niños desarrollan habilidades de comunicación y confianza, lo que les permite establecer relaciones más saludables y significativas en su vida cotidiana. Estos magníficos animales no son solo leales, sino que también enseñan lecciones invaluables sobre el cuidado y la responsabilidad, permitiéndoles a los niños desarrollar un sentido de compromiso que los acompañará toda la vida. Además, montar a caballo brinda momentos de pura alegría y libertad, donde cada paseo se convierte en una aventura compartida. Y dos chicas excepcionales nos dan sus perspectivas sobre crecer cuidando a tan majestuosas criaturas.
Para Karla Hazim Santana, “de los mejores momentos de mi vida, son aquellos juntos a mi caballo. Recordar el día en el que me regalaron a mi niño Cara Pálida, me causa mariposas en el estómago. Es imposible olvidar ese momento tan anhelado y memorable. A partir de ahí, nace un vínculo irrompible que va muy de la mano con el cariño y respeto. Poder tener una relación con un animal tan noble es un privilegio; cada instante a su lado vale oro, momentos que causan más que felicidad. Para siempre estaré agradecida por estas, las lindas memorias que creó a su lado”.
Su hermana Jennifer Hazim Santana nos cuenta lo siguiente: “Recibir un caballo como regalo ha sido una de las experiencias más felices y por las que estoy más agradecida en mi vida. Desde pequeña siempre estuve relacionada con los animales, pero interactuar con este animal a quien amo enormemente ha sido maravilloso”.
“Con Paloma he podido practicar el deporte de equitación en la rama de salto ecuestre, en el cual es necesario crear un vínculo con un binomio para así poder disfrutarlo. Con la ayuda de mis padres pude tener y sigo teniendo una experiencia lindísima con mi Paloma amada. El haber crecido con animales a mi alrededor ha sido increíble. La conexión que uno forma con ellos es inigualable. La equitación ha sido una de las experiencias más gratificantes en mi vida. Montar caballos, en especial con mi Paloma, me brinda una calma, y el estar alrededor de ella es pura felicidad. A lo largo de los años, estos compañeros de cuatro patas se han convertido en parte de mi familia, y estoy inmensamente agradecida por las lecciones de amor, confianza y libertad que me han brindado. Por siempre estaré agradecida de haber tenido la oportunidad de crecer con animales en mi juventud”.