Fotos: Scott McIntyre para The New York Time y fuente externa
COLECCIONISTA
Poseedora de una de las colecciones privadas de arte contemporáneo más importantes del mundo.
Cuando se habla de arte en la escena internacional, hay un nombre que ostenta gran resonancia e influjo; es el de la filántropa y empresaria cubana, especialista en arte y mecenas, Ella Fontanals Cisneros, una gran dama del arte latinoamericano, creadora de la Fundación de Arte Cisneros Fontanals, mediante la cual promueve el arte contemporáneo de América Latina.
Ella ve el mundo a través de los ojos del arte, así lo evidencia su formidable colección de alrededor de 3,500 piezas, en la que predomina el arte latinoamericano. Está conformada por obras abstractas de reconocidos artistas, entre los que destacan Gego, Jesús Rafael Soto, Alejandro Otero, Lygia Clark y Mira Schendel. Su tesoro creativo se complementa con obras fotográficas de Barbara Kruger, Vik Muniz, Thomas Struth y Andreas Gursky; así como instalaciones de Julian Rosefeldt, Olafur Eliasson, Rafael Lozano-Hemmer y Ai Weiwei.
Empezó a coleccionar a la edad de 20 años, motivada por un amigo español que le propuso abrir una galería. Fue entonces cuando inició a comprar obras venezolanas. Una de las primeras fue La Quema, uno de los emblemáticos paisajes en llamas del artista plástico Tomas Golding. Expresa que luego, al contraer matrimonio con el empresario Oswaldo Cisneros, empezó ilustre dama del arte, poseedora de una de las colecciones privadas de arte contemporáneo más importantes del mundo.
Coleccionar le ha dado una visión diferente de la vida, lo que le ha permitido conocer muchos artistas, su manera de vivir y comportarse, lo cual ha llenado su vida. “Yo lo asumo como un deber, el de permitir que los que vienen detrás tengan la oportunidad de ver cosas maravillosas sucedidas en los últimos años. Que la gente de 20, 30 o 40 años pueda, a través del arte, conocer y palpar esa época de los 80, en este caso”, manifiesta.
Se enamoró del arte en su niñez. La ilustre coleccionista nació en Cuba, pero creció en Venezuela donde su familia se exilió tras la Revolución castrista. En sus años de escolaridad, dibujaba en vez de atender a clase en la escuela; la maestra la regañaba y llamaba a su madre para decirle que era buena dibujando pero que no atendía en el aula. “Mi mamá me puso en clases de pintura. También recuerdo que siempre hacía cosas para el colegio. Me ofrecía para armar la escenografía de las obras de teatro y pintar. Hace poco me dieron un artículo del periódico del colegio en el cual se menciona que había sorprendido a los maestros al hacer unas figuras romanas para la clase de latín”, expresa.
Actualmente, su colección se encuentra al cuidado de la Fundación de Arte Cisneros Fontanals, una organización sin fines de lucro creada por ella en el 2002, con la finalidad de fortalecer el intercambio cultural y enriquecimiento de las artes. Además de promover el arte contemporáneo de América Latina a través de su programa de subvenciones para artistas latinoamericanos.
