Los diarios británicos apuntan a que el príncipe Carlos no quiere que su hermano pequeño, Eduardo, herede el título que ostentó e identificó durante años su padre, el duque de Edimburgo.
Según lo estipulado, el título del duque debería ser en un futuro no muy lejano para su hijo pequeño, Eduardo, como se había acordado y se anunció en 1999 por el palacio de Buckingham. Una fuente de palacio respalda estos rumores que han ido en aumento durante estas últimas semanas.
«El príncipe Carlos es ahora el duque de Edimburgo tal y como se mantiene, y depende de él lo que suceda con el título. El título no irá a Eduardo», afirmó la fuente en primicia al ‘Sunday Times’. La noticia ha sido completamente inesperada, puesto que ya se daba por hecho que el hijo menor de la reina sería quien ostentará el título en un futuro, a pesar de que ahora se encuentra en manos del príncipe Carlos.
De hecho fue el mismo Eduardo quien sembró la duda, cuando durante una entrevista con la BBC afirmó, «En teoría todo estaba bien, cuando todavía era uno de esos castillos en el aire que hacía mi padre. Pero, por supuesto, dependerá de si el príncipe de Gales quiere o no, cuando se convierta en rey, así que habrá que esperar a ver».
¿Cómo surgió este título?
El rey Jorge VI creó en 1726 el título para Felipe, con motivo de su boda con la futura reina Isabel II y dejó establecido en la patente real que el título revertería al mayor de sus hijos tras su muerte. Es decir, a Carlos, pasando a ser actualmente príncipe de Gales y duque de Edimburgo y de Cornualles.
En caso de que Isabel algún día deje de ser reina y Carlos se convierta en rey, todos esos títulos serán reabsorbidos por el poder de la Corona y desaparecerán. Y ese monarca (en teoría, el rey Carlos III de Inglaterra, aunque puede elegir otro nombre si le apetece) tendrá potestad de volver a emitirlos a quien crea conveniente.
Recordemos que una de las primeras intenciones de Carlos cuando asuma el trono es reducir el número de miembros de la familia real, tal y como ha hecho el rey Felipe VI en España. Dejando el núcleo de la familia en ellos, sus hijos y sus padres, una idea que busca reducir el gasto público y con esto, además exponerse menos a las críticas.
