Se dice que las piedras y los cristales guardan un misterio, que su belleza, historia y color otorgan un poder energético. De hecho, se les conoce como el ADN de la madre tierra. La teoría es que se formaron a partir del enfriamiento del suelo y que, durante estos millones de años, pasando por distintos cambios geológicos, han experimentado transformaciones hasta llegar a la perfección.
Los expertos en el tema aseguran es una herramienta poderosa para distintos tipos de terapias, como la gemoterapia, que también es excelente para la meditación. Aquello se debe a que el corazón de cada una de estas piedras y cristales están formados por átomos. Por consiguiente, según explica María Eugenia Vergara, instructora de Hatha Yoga y creadora de Moksha, Tienda de Elementos, esto es lo que permite que tengan poder energético.
Algunas piedras:
Cada piedra y cristal cumple con un fin distinto que congeniará con el cuerpo en cuanto tengan contacto. Todo esto sucederá dependiendo del color y composición, ya que cada cristal vibra con un centro de energía específico. Sus principales funciones son regular y aportar energía al cerebro, sanar el alma y mejorar la respiración, buscando siempre alinear todos las áreas: mental, emocional, espiritual y física, con tal de poder expandir la conciencia y el propósito del alma.
Se dice que el maestro de los cristales es el cuarzo, debido a que está en todos los colores y se encuentra en todo el mundo. Sus energías se centran en sanar, además de actuar como limpiador del alma y conectar la dimensión física con la mente.
La amatista, otra piedra, es conocida como el “amor a lo divino”. Transmite consuelo y apoyo. Se encarga de que quien la lleve puesta no sepa del desamparo. Igualmente, convierte las energías negativas en positivas. El citrino, famoso por ser energizante, se encuentra en Brasil, Rusia y Francia. Se busca por atraer la abundancia, animar a compartir y proporcionar alegría. La Rodocrosita, es una más. “Amor del alma”, así es reconocida por los expertos, quienes explican que representa el amor desinteresado y la compasión. La piedra es de origen argentino y quienes la buscan se muestran interesados en atraer a la pareja del alma y enseña al corazón a asimilar sentimientos dolorosos. “Insiste en que afrontes la verdad respecto a ti mismo con conciencia amorosa”, señala María Eugenia.
Ágata, una piedra hermosa que ayuda a aliviar los dolores musculares y de espalda, mientras que el diamante ayuda a llevar una vida más coherente, con riquezas y energía. Permite curar el dolor emocional, mental y psíquico. La esmeralda, parecida al diamante, mejora afecciones cutáneas y estimula el cerebro. Buscando tranquilidad está el Jade, una piedra que busca el dominio de la espiritualidad, función que comparte con el “Ojo de Gato”, una extraña gema que proporciona paz y serenidad.
