Texto: Denisse Paradís Fotos: Pierrick Lemaret
Al norte de Bogotá se encuentra un referente sinigual de la arquitectura religiosa de Colombia: la maravillosa Catedral de Sal de Zipaquirá. Esta construcción, levantada en los años noventa con una técnica completamente estereotómica, tiene como peculiaridad que está situada 180 metros bajo tierra, en el interior de una mina de sal.
Lo que antes era una capilla improvisada por los mineros que allí trabajaban, se convirtió en una construcción moderna de diez hectáreas de superficie, dividida en tres secciones.
A lo largo del recorrido, se puede ver un simbólico vía crucis de 14 estaciones, ambientado por cruces talladas en sal, esculturas de mármol y luces de místicos tonos. También se encuentran cascadas de sal cristalina, imponentes altares y nada más y nada menos que la cruz más grande, tallada en roca salina, del mundo.
Esta catedral es descrita como un tributo a la geología y los recursos naturales. Aquello la convierte en una experiencia de esas que se viven solo una vez.