Iván Saldaña
UNA NOCHE EN LA CASA DE LA SEDA
¿Y si tenemos conversaciones interesantes con amantes del vino diferentes?
¿Y si descubrimos bodegas insólitas en lugares cargados de historia?
¿Y si nos adentramos en viñedos donde las uvas se desbordan de formas insospechadas?
Mucho antes de que Requena fuese conocida por la excelente calidad de sus vinos, esta villa valenciana fue uno de los principales núcleos de confección de tejidos de seda. Muchos de los caserones de su casco antiguo albergaron en sus plantas superiores los telares donde se creaban los más lujosos tejidos, mientras que en la planta baja se descargaba la cosecha en vendimia. Más abajo, en las cuevas que perforan el subsuelo, se recogía el mosto recién prensado, donde se elaboraban tradicionalmente sus reconocidos vinos.
Este es el caso de la bodega histórica de Murviedro, también conocida como La Casa de la Seda, un espacio fascinante, impregnado del aroma a uvas. Aquí conversamos con Iván Saldaña, director de Exportación de Bodegas Murviedro, y un testimonio vivo de que el terroir también produce personas espectaculares con vino en su ADN.
De abogado a Sommelier. ¿Cómo ocurre esta transformación?
Empecé mis estudios en Requena, mi pueblo, el pueblo de los viñedos, famoso por sus vinos.
Estudié Derecho en Valencia. Luego comencé a trabajar en un despacho de abogados donde descubrí que eso no era lo mío. Fue el momento de pensar cómo aprovechar mi segunda pasión, que es el vino, y decidí hacer un máster en Comercio Internacional en la Escuela de Negocios de Valencia y esto me abrió las puertas a este mundo fascinante.
Comienzo en Bodegas Murviedro en el 2014 como responsable de logística y, poco a poco, mi jefe nota mi amor por el vino y me mueve a exportación. Empecé llevando a Asia, África y ahora América.
¿Cómo defines al vino?
¡Magia! Cuando abres una cerveza, disfrutas, pero no generas un momento mágico. Con una botella de vino, casi siempre creas un momento especial.
Siempre digo que el vino tiene dioses: dioses de la antigua Grecia, de la antigua Roma. Por algo será.
Si dicen que cada vino tiene una historia, entonces ¿cada historia tiene un vino?
Sí. Los grandes momentos de la vida casi siempre se celebran con vinos.
¿Un día sin vino?
¡Es pensar en el siguiente con vino! Tengo días así, pero no me gustan. Casi siempre, al final del día de trabajo, suelo tomar media copa de vino blanco. ¡Mis días sin vino terminan con un “¡Mañana habrá vino!”.
¿Tinto o blanco?
Tinto. Porque creo que hay algo más de pureza en el tinto. De hecho, el cristianismo se basa en el tinto. Creo que es una señal. Todas las obras de arte siempre muestran tintos.
¿Tendencias en los próximos años?
Habrá más calor. Necesitaremos bebidas más refrescantes, más blancos, más burbujas. También siento que habrá más pureza y menos máscaras. Menos madera en los vinos.
¿Las uvas del futuro?
De tintos, bobal pues se adapta fácilmente a los terrenos y tiene una tolerancia extrema al calor y a la sequía.
De blancos, albariño. Es una variedad muy salina, con mucha mineralidad y muy fresca. Ya se está plantando en Australia. En Francia están coqueteando con ella.
En una palabra, ¿qué significa el vino para ti?
Necesidad. Porque vivo de él, porque me encanta abrir botellas para compartirlas con amigos.
¿Dónde estás en 10 años?
¡Rodeado de vinos! Ya sea en Bodegas Murviedro o como profesor de vinos. Tengo un WSET nivel III y el próximo es Master of Wine. Con esfuerzo y dedicación, seguro que lo lograría.
¡Gracias Iván por una noche llena de sabiduría líquida en La Casa de la Seda!
