Ayer se cumplieron 40 años del enlace del siglo, entre Carlos y Diana y qué mejor manera de celebrarlo que con un pedazo del pastel de su boda. Aunque suena a noticia falsa, no lo es.
El próximo 11 de agosto saldrá a subasta una porción de la tarta nupcial que fue servida en la boda del príncipe de Gales y Diana Spencer. Han pasado 40 años de aquel mítico 29 de julio de 1981 y la verdad es que la idea de que un alimento haya permanecido guardado durante tanto tiempo no resulta muy atractiva. Sin embargo, Chris Albury, el responsable de la casa de subastas Gloucestershire Dominic Winter, asegura: «Parece estar exactamente en las mismas buenas condiciones, pero desaconsejamos comerlo».
Se espera que la porción del pastel alcance unos 600 euros. Pesa poco más de medio kilo y está decorado con un escudo de armas real en azul, oro y rojo, y fue entregado por la reina madre a una de sus empleadas en Clarence House llamada Moyra Smith. Ella, emocionada, lo guardó en una vieja lata de flores, envuelta en plástico, y pegó una etiqueta hecha a mano en la tapa que decía: «Manéjelo con cuidado: el pastel de bodas del príncipe Carlos y Diana«.
En el año 2008, la familia Smith lo vendió a un coleccionista que ahora busca subastarlo con la esperanza de sacarle algo de rentabilidad, lo cual es seguro que logrará.
Son muchos los recuerdos del gran día en el que Carlos y Diana se daban el ‘sí, quiero’ ante una audiencia de 750 millones de personas, que vieron la boda por televisión. El pomposo traje de la novia, los looks de las invitadas reales, la presencia de Camilla Parker-Bowles, amante del novio, y la imponente tarta nupcial que se sirvió en el banquete, por supuesto.
La famosa tarta de bodas, era de frutas, media un mero y medio de alto, pesaba 90 kilos y fue creada por David Avery, panadero jefe de la Royal Naval Cookery School.