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Body and Soul: Las voces del dolor

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Body and Soul: Las voces del dolor

BODY AND SOUL.

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Las voces del dolor

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Laura Martínez Tebar ha realizado un excelente trabajo, dando en la diana con un tema que a todos nos concierne ya que en algún momento de nuestras vidas lo hemos vivido o lo experimentaremos; me refiero al dolor. Si bien es cierto que la humanidad ha visto aumentada su esperanza de vida considerablemente en los últimos setenta años. Los grandes avances producidos en el ámbito de la medicina han hecho de la cura de muchas enfermedades antes impensables, una realidad.

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Sin embargo, en este interesante reportaje Martínez esboza que estos progresos no han ido a la par que los avances en el abordaje del dolor, presente en muchísimas enfermedades. Ello, sumado a la cronificación y la aparición de patologías degenerativas, ha llevado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a reconocer el dolor como un importante problema de salud pública global.
En Estados Unidos padecen este trastorno hasta el 30 de la población y, teniendo en cuenta datos globales, el 20 de la población mundial, según la Federación Europea del Dolor (EFIC, por sus siglas en inglés).

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NECESIDAD DE HABLAR DE ESTE PROBLEMA

El dolor no es simplemente un síntoma, sino un proceso neurosensorial que transciende más allá de lo físico. Esta enfermedad repercute negativamente en la calidad de vida, pues la mayoría de los pacientes con dolor intenso ven mermadas sus actividades sociales, familiares y laborales habituales.
Afortunadamente, la sensibilización social e institucional con respecto al abordaje de este trastorno es cada vez más evidente. En este sentido, la Fundación Grünenthal y la Sociedad Española del Dolor (SED) han impulsado la obra de relatos breves Dad palabra al dolor (Plataforma Editorial).

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El libro pretende dar voz a este sufrimiento a través de veinte relatos de profesionales sanitarios en contacto diario con el dolor, de la mano de sus pacientes. Sus testimonios pretenden aportar una enseñanza vital y una visión humanizadora.
El dolor crónico, entendido como aquel que dura más de tres meses, es una patología infravalorada y de la que no se habla lo suficiente a pesar de su magnitud. Por ello, concienciar, informar y sensibilizar sobre esta enfermedad silenciosa es clave para mejorar la vida de estas personas.
“Los tabús y las presiones sociales tienen que ver con que los pacientes no se atreven a manifestar que sienten dolor de manera continuada por miedo a ser tachados de flojos o quejicas”, señala Juan Quintana, director de comunicación de la fundación Grünenthal. En esta línea, Juan Pérez Cajaraville, vocal de la SED y director de la unidad de dolor de HM Hospitales, lamenta que “desafortunadamente existe un componente emocional que nos lleva a rehuir del dolor como ser humano y, socialmente, el dolor crónico es visto como una lacra”.
Se trata de una situación contra la que hay que luchar y que, en definitiva, es el objetivo de esta iniciativa: trasladar desde la visión más humana, tanto a la sociedad como a los profesionales sanitarios, lo que representa el dolor crónico como enfermedad, coinciden Quintana y Pérez Cajaraville.
Hoy, la batalla contra el dolor ha progresado notablemente gracias al desarrollo de un mayor arsenal farmacológico y a los esfuerzos dedicados a la investigación, así como a la búsqueda de nuevas dianas terapéuticas. No obstante, todavía no existen medios objetivos para la medición del dolor, lo cual supone otro de los grandes retos. Únicamente se puede valorar mediante el reporte del paciente. Por ello, “dar palabra al dolor” es la base para poder avanzar en su manejo”, asegura María do Carmo, enfermera e investigadora de dolor.

EDITORIAL.

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Estamos en plena Cuaresma. Una de las acciones que la Iglesia promueve estos días es el del ayuno. Esta práctica ha sido mal entendida por diversas razones. Si se queda en el simple abstenerse de comer y no está acompañada de oración y, sobre todo, de un propósito, no es más que pasar hambre o hacer una dieta.
Los viernes, no es extraño escuchar en las calles o en los puestos de trabajo: “¡Cuidado, hoy no se come carne!; sin embargo, algunos, más pudientes, sustituyen la carne por camarones, langostas o mariscos, y “guardan el día” limpiando su conciencia.
Esto, por supuesto que de nada sirve. Hay una pasaje de la Biblia en Isaías 58, 6-10 que habla bastante claro del ayuno agradable al Señor. “El ayuno que yo quiero es que se desaten las ataduras de la impiedad, que se suelten las cargas de la opresión, que se ponga en libertad a los oprimidos, ¡y que se rompa todo yugo!
Ayunar es que compartas tu pan con quien tiene hambre, que recibas en tu casa a los pobres vagabundos, que cubras al que veas desnudo, ¡y que no le des la espalda a tu hermano! Si actúas así, entonces tu luz brillará como el alba, y muy pronto tus heridas sanarán; la justicia será tu vanguardia, y la gloria del Señor será tu retaguardia.
Entonces clamarás, y el Señor te responderá; lo invocarás, y Él te dirá: “Aquí estoy. Si quitas de tu medio el yugo, el dedo amenazador, y el lenguaje hueco; y si compartes tu pan con el hambriento y satisfaces el hambre de los afligidos, entonces tu luz brillará entre las tinieblas, y la oscuridad que te rodea será como el mediodía”. Agregar algo más sería abundar, solo me resta preguntar:
¿Cómo es tu ayuno?