¿Cuál es el objetivo que persigue con el movimiento Body Positive? Este movimiento tiene como objetivo vestir a una mujer con curvas, joven y exigente que quiere sentirse guapa, sexy e ir a la moda.
¿Cómo maneja usted las criticas que has recibido a través de las redes? Puedo hablar de todo. Lo primero y lo más importante, mi cuerpo es mío y no le debo nada a nadie. No estoy aquí para agradar a nadie más que a mí misma. Creo que las redes sociales se han apropiado de los cuerpos de las personas y de sus identidades.
¿Qué camino le queda al mundo de la moda por recorrer según su opinión? Mucho. Llevo en esta industria casi 20 años y nunca en mi vida había visto el movimiento body positive al nivel de los últimos años. Pero el cambio, inevitable y necesario, todavía tiene mucha lucha por delante: La industria de la moda tenía que ponerse al día.
¿Desde que edad inició su lucha en contra de las tallas altas? Empezé con 12 años en mi ciudad natal, Lincoln (Nebraska), y con disciplina y coraje he superado acoso y vejaciones para más tarde convertirme en protagonista de campañas para Calvin Klein o Michael Kors.
¿Cómo ayuda a otras jóvenes que viven su misma situación de ser reprochadas por sus tallas? Asisto, por ejemplo, a seminarios y a campamentos de verano que tienen como lema «Nueva imagen» o «Cómo perder peso». Muchos padres envían a sus hijos a esos encuentros para que pierdan 18 kilos en un verano. Nosotras les decimos que, si no lo consiguen, ¡no pasa nada! Que van a seguir siendo bellas.
Ashley Graham es modelo, activista social, diseñadora, conferenciante, actriz ocasional… La americana de 29 años es una todoterreno que se ha ganado el respeto de industria, medios y fans con una orgullosa talla 48.