BODY AND SOUL.
Apropósito de esta edición especial del Día de las Madres, quise tratar un tema que siempre ha llamado mi atención y que he podido darme cuenta cómo el rol de madre eclipsa, de alguna manera, todo los demás roles que juega la mujer en los distintos ambientes donde se desenvuelve y qué implica “quebrantar” o incumplir el más mínimo detalle de lo que se espera de esa nueva madre.
Para tocar este tema, conversé con la licenciada Heidy Camilo, psicóloga clínica, terapeuta sexual y de pareja, especialista en violencia intrafamiliar. Con ella abordamos el tema y descubrimos datos interesantes que nos pueden ayudar a tener a todos una nueva visión y perspectiva.
“Dentro de la construcción de la feminidad en las culturas machistas, el sentido de ser mujer viene dado por la belleza física o juventud y la capacidad de tener hijos. En virtud de esto de los roles de género, se espera que la mujer, al tener hijos, se entregue como ‘madre abnegada’.
Dentro de estos ideales, muchas mujeres asumen un rol puramente materno y que su única función o rol en la vida es ser madre/cuidadora de los hijos. De hecho, en muchas familias, cuando una mujer invierte en sus estudios, ropa, cuidados personales o simples gustos, es señalada como una mujer egoísta o con pocos instintos maternos”, dice la experta.
La palabra sacrificio está muy ligada en nuestra sociedad a ese rol marental que se espera una mujer desarrolle. Con respecto a esto, Camilo señala: “Todo sacrifico termina con un mártir convertido en santo y le quita lo humano. Los humanos somos imperfectos, por lo tanto, las madres también son imperfectas. Al asumir nuestros errores, podemos crecer y madurar.
Yo prefiero hablar de madres con excelentes competencias marentales; esto es una madre que asume sus vulnerabilidades y que es nutridora, se preocupa y ocupa de sus hijos y es capaz de reconocer que no lo sabe todo y que no lo puede hacer todo, pero evoluciona con el ciclo vital de los hijos e hijas”, indica.
Anulación de la integridad
Esta abnegación de la que habla Camilo, también trae consecuencias negativas en la dinámica familiar, ya que –según explica– la anulación de la integralidad del ser humano siempre trae consecuencias no saludables.
Argumenta que el ser humano es un todo, y ese todo tiene áreas de interacción y la vida marental es una de ellas. También aclara que, como es natural y normal, ante la llegada de un nuevo bebé la energía individual y relacional se va a dirigir hacia ese nuevo integrante de la familia, pero que cuando ese desborde de energía es sostenida y focalizada hacia los hijos, se descuidan otras áreas importantes de la vida como la parte de ser pareja, amiga, hija, hermana, compañera de trabajo o, simplemente, mujer.