“He podido rescatar lo mejor de mi infancia y deshacerme del estigma que se lleva al ser la nieta de Agustin Edwards”
texto Rosanna Rivera y Natalia Nachón fotos Robert Vásquez estilismo y producciónFranco LacostaVestuarioOscar de la RentajoyasKasliwal de la Indialocación: Franco Studio New York
Heredera de El Mercurio de Chile y perteneciente a una de las familias más poderosas de Latinoamérica; vestida de Oscar de la Renta, con joyas de Sanjay Kasliwal, en el estudio de Franco Lacosta, en la ciudad más cosmopolita de todas, New York, fotografiamos y conversamos con una Malú familiar, cercana e igual de encantadora.
Que lleve el mismo nombre de su abuela no es coincidencia, el garbo lo hereda de ella, considerada en su époda una de las mujeres más elegantes del universo. Con su esposo Micky encarna el buen gusto, el carisma y la magia de ser de todas partes del mundo, a pesar de las raíces firmes que han sembrado en casa, allí donde está la familia tan unida que conforman.
La pareja tiene cuatro hijos e infinitos sueños por cumplir, todos ceñidos al arte, viajes, filantropía, cultura y ganas de vivir como solo ellos saben hacerlo, con estilo, donaire y la chispa de lo impredecible.
RS: ¿Quién es Malú Edwards ?
ME:Una mujer de familia y de mucha fe, dedicada 100 % a mis hijos y a mi marido. Todo lo demás son detalles.
RS: Conversemos de tu niñez y de tu familia, emblemática en Chile… ¿qué recuerdos atesoras?
ME: La mayoría de mis recuerdos de chica en Chile son de estar en las casas de mi abuelo, sobre todo en su casa de campo maravilloso, rodeada de cuadros de familia, retratos de antepasados, muebles preciosos, su colección fascinante de coches de caballo históricos, su criadero de caballos, los jardines interminables, sus bibliotecas…con una de las colecciones de libros privadas más grande del mundo. Ciertamente un hombre de una cultura y un refinamiento excepcionales. Como crecí en los Estados Unidos, entonces también tengo los lindos recuerdos de pasar Thanksgiving en su casa en Greenwich, CT, con personajes fantásticos, como Misha Baryshnikov, quien nos llevaba ropa del ballet para hacer performances en la casa y de ir a Maine todos los veranos y hacer picnics en la isla de mi abuelo junto a David Rockefeller y su familia y con mi prima que vivía ahí, jugar y nombrar todas las langostas… ¡antes de que las cocinaran!
RS: Hace dos meses falleció tu abuelo don Agustín Edwards, un símbolo del periodismo latinoamericano y del mundo, un hombre de una cultura amplia, propietario del diario El Mercurio de Chile y dueño, como dices, de una de las bibliotecas más completas e interesantes del mundo (además de su colección de yates, jardines hecho por Russel Page, etc.). ¿Qué se siente haber nacido en el seno de tan distinguida familia? ¿Te ha facilitado o, al contrario, has tenido que batallar el doble?
ME: Batallar el doble, la mayoría del tiempo. Pero sin duda, no me hago la víctima y encuentro que siempre hay que sacar lo bueno de lo malo. Por ejemplo, los recuerdos que tengo de la belleza que creaba mi abuelo (Micky es así, también) o de navegar juntos. He podido rescatar lo mejor de eso y tratar de deshacerme del estigma que se lleva al ser “la nieta de…” y reemplazar la experiencia de frialdad y soledad que podría haber vivido, haciendo que mi propia familia — mis hijos — sepan que su mamá siempre estará presente y que tienen que contar siempre conmigo y con el amor incondicional de sus papás, pase lo que pase.
«Gozo con descubrir ‘las bellezas’ del mundo junto a Micky, es un gran esteta. He pensado en tener una línea de diseño juntos, me fascina el tema y estoy llena de ideas».
RS: Los viajes te han marcado y, como dice Kafka, somos producto de los países que visitamos y las culturas que absorbemos … ¿Dónde están tus raíces?
ME: Junto con Micky y nuestros niños hemos tenido la buena suerte de viajar mucho, de hacer años sabáticos; a veces no ha sido fácil hacerlo, pero hemos hecho el esfuerzo, porque todas esas experiencias ayudan a los niños a crecer de tantas maneras y a uno mismo le da mucha perspectiva. Mis raíces están definitivamente en varias partes, pero por eso mismo siento la veracidad del antiguo refrán “home is where the heart is” y eso es con mi marido y nuestros cuatro hijos: donde estemos en el mundo todos juntos, ahí estoy en casa.
RS: Desde hace más de una década has formado una familia con uno de los hombres más apuestos. Él es diseñador de interiores y viajan el mundo con sus proyectos. ¿Cuántos niños tienes y qué edades tienen ?
ME: Sí, ¡el más apuesto! Tan encantador por adentro como por fuera… Tenemos cuatro hijos: Rex que tiene 13 años, Malú de 12, Olympia de 10 y Philippa con 4. ¡Son lo máximo!
RS: En este mundo tan agitado me encanta ver que eres una madre 24/7 que cuidas personalmente a tus niños y le das seguimiento directo a ellos en escuelas y actividades . ¿Cómo lo logras?
ME:No lo podría ser sin mi partner, Micky, pero igualmente no es fácil. Es un trabajo diario y a veces nos miramos y decimos “¡Increíble! ¿Cómo lo hemos hecho?”, pero la verdad es que sentimos una satisfacción enorme al criarlos nosotros y preocuparnos de todo. Ha hecho que sean niños muy agradecidos y, como familia, somos sumamente unidos.
RS: ¿Tienes alguna rutina de belleza o dieta para conservar esa figura tan envidiable ?
ME: ¡Qué chiste! ¡La verdad es que mi único “secreto” podrá ser lo que significa criar a cuatro niños en Manhattan! Y todo la agitación que lleva consigo… aparte me encanta la comida. Me gustaría mucho meterme de nuevo a hacer pilates, que hacía en el colegio internado y siempre me han encantado el tenis y navegar. Además, en New York, caminamos mucho, todo el día.
RS: Siempre te ha gustado la moda y las cosas bellas… Micky y tú son dos estetas por naturaleza. ¿No han pensado nunca lanzar una línea de diseño con sus nombres ?
ME: Gozo con descubrir “las bellezas” del mundo junto a Micky que es un gran esteta. Es muy divertido que podemos ver un remate, cada uno por su lado, y tener una lista casi idéntica de las piezas que nos gustaron. Yo he pensado varias veces en tener una línea de diseño juntos, objetos para la casa, diseñar textiles, etc. Me fascina el tema y estoy llena de ideas.
RS: ¿Cómo te ves dentro de 20 años ?
ME: ¡Felizy agradecida! Con nuestra familia consolidada y realmente apasionada por mis nietos. Me encantan los niños, a Micky también… (el ya está de luto pensando en cuando se irán los niños del “nido” — y eso que nuestra hija menor tiene cuatro años! (risas) — lo trato de consolar recordándole que seremos abuelos jóvenes).
RS: Sentaron base en New York y se han integrado en la gran sociedad neoyorquina, algo que no me extraña siendo tu abuelo Agustín Edwards el mejor amigo de David Rockefeller. ¿Cómo te sientes en New York?
ME: Nos encanta New York, tenemos muchas amistades maravillosas por todo el mundo y hemos conocido a mucha gente fascinante de todos los círculos, pero la verdad es que ni mi abuelo ni su amistad con David, tienen que ver con eso.
RS: ¿Tienes algún proyecto de vida o personal que quisieras compartir con nosotros?
ME:Tengo la idea hace tiempo de trabajar nuevamente con artesanos, como lo hice años atrás en Chile para desarrollar mi línea de joyas que vendía en Bergdorf Goodman, en New York. Me encanta el trabajo hecho a mano y el tema de la sustentabilidad, para mí van mano en mano con el diseño de alto nivel.
«Siento una profunda conexión con la República Dominicana, en ella hemos encontrado paz y amistades para toda la vida».
RS: ¿Qué recomiendas a los padres de hoy para brindarle a sus hijos una educación cosmopolita y con los pies en la tierra?
ME: ¡Estar presentes! Estando con los niños, compartiendo con ellos, comiendo con ellos, viajando, haciendo tareas juntos, etc… Uno los educa y ellos pueden seguir los buenos ejemplos de los padres, como también tener un diálogo abierto cuando es necesaria la comunicación; sobre todo, sintiendo el amor de sus papás y conociendo diferentes perspectivas, los niños desarrollan una empatía profunda, lo cual los ayuda siempre en la vida y para mantener sus pies en la tierra. En todo caso, como padres, uno nunca termina de aprender.
RS: ¿A quién admira Malú Edwards de Hurley?
ME: Admiro a la gente que demuestra perseverancia ante las dificultades, personas que han dedicado su vida a un fin positivo como ayudar a los demás o crear belleza o trabajar duro para sacar adelante a su familia… o simplemente aportando con una linda sonrisa y buena energía, sin necesidad de tirar para abajo a los demás, para hacerse sentir mejor. «Gente gente», como se dice.
RS: Algo para concluir y cuéntanos sobre el amor por nuestro país, nuestra gente, costumbres y playas…
ME: Siento una profunda conexión con la República Dominicana y su gente. Las playas maravillosas, los paisajes diversos. Vivimos momentos difíciles como familia y en esa isla encontramos momentos de paz y amistades para la vida, muy especiales. Además, existe una espiritualidad profunda en muchas de las personas que he conocido en República Dominicana; comparto esa apreciación y admiración por la gran obra de Dios.
“OSCAR DE LA RENTA HA SIDO Y SIEMPRE SERÁ UNO DE MIS DISEÑADORES FAVORITOS”.